¿Es moral financiar con dinero público las campañas electorales?
¿Por qué el gobierno asigna dinero público a partidos políticos para propaganda electoral? En 1978 se dictó la Ley de Elecciones y Partidos y se aprobó un fondo de promoción electoral para garantizar promoción equitativa entre los candidatos. Pero los tiempos cambian y aquello puede ser obsoleto o inmoral hoy. Lo acontecido en 2020: una emergencia sanitaria mal manejada, reparto de hospitales y carnés de discapacidad de funcionarios públicos, medicina regalada a los Bucaram, una economía casi colapsada, etc. motiva a plantearnos si esta ley debe seguir existiendo. Es paradójico y humillante que el gobierno de Moreno no tenga dinero para invertir, mejorar la educación o pagar salarios, pero sí más de $ 4 millones para partidos y movimientos políticos cuyos candidatos utilizan la demagogia y tienen un pasado delictivo. Ej.: Fuerza Ecuador, de los Bucaram, familia que saqueó hospitales durante la emergencia de COVID-19 y que intentó proteger a uno de sus compinches, Daniel Salcedo B., postulándolo como candidato a asambleísta. También está Unión por la Esperanza, partido que representa a Rafael Correa, quien nos entregó a China y se dejó sobornar por empresarios corruptos. La “reactivación de la economía” es la frase favorita de casi todos los candidatos pero dan explicaciones muy escuetas de cómo lograrlo. Algunos no saben dónde están parados, otros huyen de las entrevistas. ¿Debe continuar el gobierno financiando campañas electorales? ¿Es moral?
Wendy Nathaly Zambrano L.