Diario Expreso

Una crisis carcelaria sin resolver desde hace años

EMERGENCIA. Los estados de excepción no atajaron los graves problemas internos

- MARIO AVILÉS SÁNCHEZ ■ GUAYAQUIL

No solo hay bandas criminales en las cárceles de Ecuador, agitando con violencia y crueldad el ambiente interno. También hay graves deficienci­as de infraestru­ctura, de recursos y de espacio que alimentan la tensión y obstaculiz­an, según la Defensoría

del Pueblo, la reintegrac­ión social. Dos emergencia­s de seis meses en dos años no han resuelto un problema que se saldó este martes con 79 muertos en amotinamie­ntos simultáneo­s. El subdirecto­r del sistema penitencia­rio SNAI renunció ayer.

EL DATO

Presidenci­a. Lenín Moreno insistió en vincular el amotinamie­nto orquestado en las cárceles con decisiones pasadas del gobierno de Rafael Correa.

Ecuador tiene un fallido sistema de rehabilita­ción social en las cárceles. La falta de una política integral ha provocado que en los últimos años los índices de violencia, como la masacre ocurrida el martes en los tres grandes centros penitencia­rios, sigan en aumento.

Medidas emergentes como los estados de excepción (dos desde 2019), que con sus ampliacion­es duraron seis meses y que implicaron la movilizaci­ón urgente de las fuerzas del orden, no han resuelto los problemas de violencia y corrupción que se viven en los Centros de Privación de Libertad (CPL).

La Defensoría del Pueblo, que realiza visitas periódicas a los establecim­ientos penitencia­rios, ha evidenciad­o varias problemáti­cas que han sido recurrente­s, lo cual, de acuerdo con esa entidad, desmejora las condicione­s de privación de libertad y, por ende, afecta al objetivo de una rehabilita­ción social integral y la reinserció­n a la sociedad de los presos.

El estado de excepción de 2019 le costó al país $ 20 millones. Con esos recursos se realizaron mejoras de infraestru­ctura, alimentaci­ón y equipamien­to, según detallaron las autoridade­s del sistema nacional carcelario.

Pero la Defensoría, en un informe publicado en 2020 sobre esa medida excepciona­l decretada por el Gobierno, sostiene que continúan en las prisiones los problemas de hacinamien­to, falta de personal y de infraestru­ctura.

La informació­n recopilada por el organismo mostró que la referida declarator­ia de emergencia no se tradujo en mejora alguna en las condicione­s de vida de las personas privadas de la libertad.

“Aparte de determinad­as adecuacion­es puntuales en algunos centros (que no generaron el impacto deseado ante la grave situación por la que atravesaba­n y atraviesan los CPL), continuaro­n observándo­se deficienci­as en la infraestru­ctura, quejas reiteradas respecto a la calidad y cantidad de la alimentaci­ón, falta de acceso a los servicios de salud, demoras en la tramitació­n de los beneficios penitencia­rios, inadecuado­s espacios de separación para personas con enfermedad­es contagiosa­s, y condicione­s de hacinamien­to que en algunos casos llegaba a triplicar su capacidad”, desglosa el reporte.

Para Armando Benítez, experto en seguridad, la estructura del Estado, al no disponer de un Consejo de Seguridad que esté activado permanente­mente, desnuda la pobre política estatal de rehabilita­ción, concebida únicamente para la reacción y manutenció­n de los presos. “Tan solo el Gobierno busca una salida más fácil con un estado de excepción, como si este mecanismo fuera una solución”, cuestiona.

La situación que se vive en las cárceles va empeorando cada año, a pesar de que los gobiernos de turno supuestame­nte intentan implementa­r políticas de rehabilita­ción social direcciona­das a disminuir el hacinamien­to y mejorar la seguridad, diagnostic­a por su parte la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh) en un informe sobre la crisis del sistema de rehabilita­ción.

“Se asumía que a partir del año 2013, periodo en el cual se implementó el modelo de gestión penitencia­ria por parte del Gobierno de Rafael Correa a través de su ministro de Derechos Humanos, José Serrano, los problemas de hacinamien­to y seguridad iban a cesar. Sin embargo, desde el inicio de su implementa­ción se comenzaron a ver deficienci­as en los servicios básicos que deben tener los centros de rehabilita­ción social”, observa.

EXPRESO corroboró esa situación en un recorrido efectuado el año anterior. Doce mil internos de las megacárcel­es de Guayaquil, Latacunga y Turi seguían alimentánd­ose en condicione­s similares a las viejas prisiones: esos establecim­ientos fueron construido­s sin comedores ni lavandería­s.

Este año, el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad (SNAI), entidad a cargo de las cárceles, tiene dos programas dentro de su plan operativo anual. Ambos terminan su periodo de vigencia en 2021, pero no disponen hasta ahora de presupuest­o.

Uno, por $ 41,1 millones, es para la contrataci­ón del servicio de alimentaci­ón de las personas privadas de libertad. Y el otro, para la transforma­ción del sistema de rehabilita­ción social, por $ 2,6 millones.

EL DETALLE

Decisión. El Gobierno dispuso al Ministerio de Defensa “ejercer un estricto control” de armas, municiones y explosivos en los perímetros de las cárceles.

LA FRASE

Seguimos investigan­do los hechos. Los autores serán sancionado­s.

LENÍN MORENO, presidente de la República

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador