Degradación humana, ¡no!
¡ Qué semanas más dramáticas y mortales hemos pasado... sin saber hasta cuándo!
Horror la degradación humana de la macabra matanza en las cárceles como consecuencia de la violencia y la agresión desatada por la mafia del tráfico de drogas y la corrupción generalizada. ¿Desde cuándo Ecuador flexibilizó las leyes que, en parte, controlaban esta devastadora adicción que condenó a muchos de nuestros jóvenes y dio la bienvenida a las malditas redes transnacionales de narcotráfico? No hay que recurrir solo al castigo, hay más humanos abordajes: familiares, religiosos, psiquiátricos, psicológicos, educativos y barriales para enfrentarlos. ¡Pero también leyes para cumplirlas!
¡La degradación humana en su máxima expresión implica el aumento inimaginable de abusos sexuales y asesinatos, sobre todo contra las niñas y mujeres! “¡Amiga, ya no estás sola!”.
Sí, degradación humana que se expandirá con un planeta enfermo; que se eterniza con las diferencias en calidad de vida en países sin superar la extrema pobreza; con tecnología sin conciencia, plaga informática, investigando debilidades, sobre todo de jóvenes, monopolizando su atención, manipulando sus criterios, sus gustos, disminuyendo su inteligencia para la venta desenfrenada de sus productos. Actualmente la tecnología da saltos cuanti-cualitativos en las ciencias, educación, artes, etc.; pero respetemos la extraordinaria naturaleza humana, su dignidad y su cerebro. Entren al Center for Human Technology (CHT).
¡Oh coronavirus que sigues acabando con los ecuatorianos todos los días! Médicos, enfermeras, maestros, colegas, domésticas, campesinos, amigos, familiares... Llegaron las vacunas en pequeñas cantidades y seguirán viniendo… Mi dedo acusador no señala a este gobierno, apunta más atrás, cuando Ecuador quedó financieramente devastado y sin reservas para enfrentar la crisis.
¡A cambiar conciencias, activarnos y a luchar como ciudadanos! Ayer, al escribir este editorial, me llamó nuestra alcaldesa Cynthia Viteri informándome que Guayaquil ya está autorizado por parte del Gobierno a comprar vacunas. ¡Bravo, gracias por la esperanza!