Una niña murió al caer a una quebrada
El perro de la menor resbaló primero y ella intentó rescatarlo
La vida de Nicole, de 11 años, se apagó en una quebrada de 18 metros de profundidad y su cuerpo fue rescatado de las aguas sucias de un riachuelo de Conocoto, suroriente de Quito, ayer al mediodía. Pero la tragedia había empezado 20 horas atrás... El viernes a las 14:00, mientras su madre recibía un pedido para su tienda -según la abuela de la menor, Elena Tipán. La niña y su hermanita más pequeña caminaron hacia aquel mortal desfiladero. Las acompañaba un perro.
Gustavo Morocho, morador del barrio llamado La Macarena, detalló que de repente el animal cayó en la hondonada. Nicole, desesperada, lo siguió. La niña se acercó al borde de la quebrada para buscarlo. Resbaló. Fue fatal. Un resbalón que conmovió a quienes, tan pronto como supieron del accidente -porque la hermanita corrió a avisar lo que había pasado-, se sumaron al rescate. Uno de ellos fue don Gustavo.
Buscaron. Y buscaron... Desde las 16:00 del viernes, cuando llegaron los bomberos, hasta las 02:00 de la madrugada. Desde las 06:00 de ayer hasta las 11:30... y, de pronto, apareció. Lo encontraron. El cuerpito desnudo, flotando, atrapado por ramas de hojas verdes.
El acceso era complicado. Y el riachuelo sucio había arrastrado el cadáver de la niña un kilómetro, aproximadamente, desde el punto donde había resbalado. Por eso, hallar los restos les tomó a los bomberos y miembros del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) más de 15 horas. La abuelita de Nicole salió por un terreno baldío que era la puerta hacia el desfiladero. De la tristeza, la señora - con gorra y mascarilla rosada- podía articular apenas las oraciones: “El agua le arrastró. Ya están intentando sacarle”. Y entonces la sacaron: envuelta en un plástico naranja, cargada por policías, en medio de la maleza... y detrás iban la mamá, una hermana, los vecinos.
Abrieron las puertas metálicas de la ambulancia de Medicina Legal y el ambiente se volvió trágico. Doloroso. Frío. Una mujer joven se lanzó al piso. La abuelita, Elena, lloraba mientras los uniformados la sostenían. Una moradora gritaba que en ese terreno, donde murió Nicole, hacía falta un cerramiento para que más niños no se convirtieran en Nicole.
Y cuando el sol alcanzó el cenit, 17 grados centígrados, la gente se dispersó. Los bomberos bebían agua y se quitaban la ropa enlodada. Y los allegados de la niña enfilaban hacia la morgue.
LA FRASE
El agua la arrastró kilómetro abajo. Están intentando sacarla para traerla a la casa. ELENA TIPÁN Abuela de la niña Nicole.