Colonias extranjeras en GUAYAQUIL
George Capwell, estadounidense y gerente de la empresa eléctrica Emelec, hizo enorme aporte a los deportes. Un estadio lleva su nombre y el del equipo de fútbol, las siglas de la empresa.
Desde antes de la independencia de Guayaquil, estadounidenses, británicos y ciudadanos de otras nacionalidades vivían en el puerto. Hacia 1880, el 70 % de los negocios era de propiedad de extranjeros, o extranjeros en sociedad con guayaquileños. Ellos hicieron importantes y significativos aportes al desarrollo del país, venían de sociedades mucho más visionarias y avanzadas. Las otras provincias de Ecuador durante muchos decenios no contaron con esa afluencia de cerebros, lo que explica que las primeras sedes diplomáticas de Estados Unidos y Gran Bretaña se establecieron en Guayaquil entre 1824 y 1825.
No todos llegaron al mismo tiempo, lo hicieron a través de las décadas del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Los sirios y asiáticos comenzaron a venir desde los últimos decenios del siglo XIX. La historiadora Jenny Estrada publicó tiempo atrás, obras acerca de los españoles e italianos mostrando los que se destacaron en diferentes profesiones. Con el tiempo crearon sus propias asociaciones como la Sociedad Italiana Garibaldi, que agrupa a los italianos; la Sociedad de Beneficencia Española, Sociedad Unión Siria o Sociedad de la Colonia China en Ecuador. Si bien los asiáticos no tenían el mismo nivel de educación, además del obstáculo del idioma, por sus valores culturales, muchos se convirtieron en prósperos empresarios. En 1908 el capital de San Siong & Cia era 300.000 sucres, y de Man Lee & Cia, 100.000. Para comparar su importancia tenemos: la Fábrica Nacional de Calzado, que contaba con 200.000 sucres de capital, y la Compañía Nacional de Teléfonos, 100.000.
Los italianos se concentraron en la industria de alimentos y madera, los españoles con las tenerías y otros negocios. De todas las colonias, la española fue la más importante por haber sido los primeros que poblaron la tierra ecuatoriana. Hubo extranjeros que hicieron fortuna, pero la mayoría de esos grupos empresariales desapareció con el paso del tiempo. Entre ellos los españoles Manuel Antonio Luzarraga en comercio, banca, agricultura y exportación; Lorenzo Tous Lliteras en agricultura, industria y comercio; Pedro Maspons Camarasa en la exportación de café; los italianos Bartolo y Ernesto Vignolo en el comercio; Nicolás Norero en la industria; Martín Reinberg, ruso, en exportación, banca e inversión, y Herman Moeller, alemán, próspero comerciante.
Siendo la sociedad más abierta entre las ciudades ecuatorianas, Guayaquil les abrió las puertas. En la Junta de Beneficencia
de Guayaquil, el primer director, también fundador, fue Eduardo Arosemena Merino, de Panamá, cuando esta pertenecía a Colombia. Entre los otros fundadores estaban Martín Reinberg, Clímaco Gómez, colombiano, este formó parte de la comisión responsable de la elaboración del reglamento. Alejandro Mann, de origen alemán, fue miembro de la JBG junto con otros extranjeros. La misma apertura tuvieron en la Cámara de Comercio de Guayaquil, la más antigua entre las asociaciones gremiales. El primer vicepresidente, fundador y luego presidente fue Eduardo Arosemena Merino; Martín Reinberg, Herman Moeller y Max Müller, suizo. Roberto y John Reed, estadounidenses, tuvieron un gran almacén de representación de grandes marcas, imprenta y radio. Los libaneses se especializaron en textiles, algunos diversificaron sus líneas de negocio, como Esteban Antón cuyos descendientes así lo hicieron.
Con el ascenso al poder de Hitler, judíos alemanes se establecieron en varias ciudades ecuatorianas, incluyendo Guayaquil. En época de Salvador Allende arribaron chilenos, la mayoría profesionales. Guayaquil debe mucho a los extranjeros.