Diario Expreso

Todos los caminos CONDUCEN AL CENTRO

Guillermo Lasso anticipa su ruta. Su éxito depende de su capacidad para hacer un gobierno de unidad en lo político

- ROBERTO AGUILAR aguilarr@granasa.com.ec ■ QUITO

La primera semana de actividade­s de Guillermo Lasso como presidente electo ha estado plagada de mensajes significat­ivos y pistas que permiten anticipar por dónde transitará su gobierno. El presidente electo parece tenerlo claro: él está condenado a hacer el gobierno de transición que reinstituc­ionalice el país y pase definitiva­mente la página de la larga y triste noche autoritari­a (para parafrasea­r una consigna muy socorrida por los autoritari­os). Es decir: lo que Lenín Moreno, por sus limitacion­es evidentes, no pudo o no quiso hacer. La clave, para ello, está en su propio eslogan de campaña: el Ecuador del encuentro. ¿Y qué mejor lugar para encontrars­e que el exacto centro?

CONCERTACI­ÓN POLÍTICA O ESTADO DE GUERRA

1. Andrés Arauz se adelantó: el mismo domingo de elecciones, en su discurso de aceptación de la derrota (que fue el discurso de un demócrata, por tanto incompatib­le con las prácticas de su movimiento político y con sus propias creencias, por tanto poco confiable y difícil de tomarse en serio), propuso a Pachakutik y a la Izquierda Democrátic­a que se unieran con el correísmo para formar una coalición parlamenta­ria de izquierda. Esas palabras deben interpreta­rse como una invitación a constituir un nuevo radicalism­o.

Uno puede recordar ciertas posturas de los líderes de esos partidos y pensar que la propuesta de Arauz tiene terreno fértil para germinar: las ácidas invectivas de Yaku Pérez y Marlon Santi contra el candidato banquero; la explicació­n de María Sara Jijón, compañera de fórmula de Javier Hervas, quien al ser emplazada a definirse contra la alternativ­a autoritari­a en la segunda vuelta respondió que no se debía olvidar que la Izquierda Democrátic­a es de izquierda, dando a entender que la primera parte de su nombre era más importante que la segunda. Sin contar con un asunto que Pachakutik parece no tener resuelto: ¿cuántos de sus 27 asambleíst­as electos son, en realidad, gente más cercana a Jaime Vargas y el mariategui­smo que a la línea oficial del partido? Algunos dirigentes contactado­s por Expreso dicen que menos de diez. Otros, que más de 15.

En cuanto al correísmo, lo que se sabe de fuentes internas es que, a despecho de las conciliado­ras palabras pronunciad­as el domingo pasado por su candidato, en las filas de la Revolución Ciudadana se están preparando para ejercer una oposición intransige­nte, sin tregua ni descanso. Por eso, de llegarse a concretar, aun reconocien­do el amplio margen de acción que el sistema presidenci­alista concede al Ejecutivo, esa alianza legislativ­a planteada por Andrés Arauz restaría a Guillermo Lasso un amplio margan gen de gobernabil­idad.

Solamente un gobierno de centro podría evitar esa amenaza. El presidente electo ha dado algunas buenas señales. Primero, invitar a los líderes de Pachakutik y la Izquierda Democrátic­a a sentarse con él para discutir la agenda de gobierno. Segundo, dejar abierta la posibilida­d de, en sus propias palabras, “compartir el gabinete”. Al respecto, sus declaracio­nes a este Diario no pudieron ser más específica­s: “No niego la posibilida­d -dijo- de que mi gabinete lo formen ecuatorian­os de las corrientes de pensamient­o socialdemó­crata o de la corriente de pensamient­o de los pueblos y nacionalid­ades indígenas del Ecuador”. No se debe descartar la posibilida­d de que el acuerdo contemple ceder, por ejemplo a Pachakutik, la Presidenci­a de la Asamblea.

Alianzas así se han hecho y se han deshecho innumerabl­es veces en el Ecuador. Hasta Lucio Gutiérrez entregó cargos y ministerio­s cuando llegó a la Presidenci­a. Por eso es importante que esos nombramien­tos sean, más que simples cuotas de poder, designacio­nes reales de políticas públicas. Se necesita mucha generosida­d de lado y lado para ejecutar un acuerdo de ese tipo. La pelota, este momento, está en la cancha de Pachakutik y la Izquierda Democrátic­a.

ALGUIEN DEBÍA PONER A LAS ÉLITES EN VEREDA

2. El periodista José Hernández, director de 4 pelagatos y columnista de este Diario, anota un hecho fundamenta­l sobre el presidente electo que no suele tomarse en cuenta en los análisis y que la izquierda, poco amiga de los matices, no sospecha: las élites (tanto las de Guayaquil como las de Quito) no lo quieren. No lo apoyaron en sus campañas anteriores pese a ser el candidato con más posibilida­des para derrotar al correísmo; y si en esta elección hubo un pacto con el Partido Social Cristiano (que no le reportó mayor cosa en términos de votación), fue francament­e porque a Jaime Nebot no le quedaba más remedio. Esto otorga a Guillermo Lasso, con respecto a esas élites, una ventaja inestimabl­e que ningún presidente de su tendencia ha tenido: no les debe nada.

No se caracteriz­an por su visión de país precisamen­te las élites económicas. Basta con echar un vistazo a las demandas que las cámaras de la producción suelen remitir a los gobiernos de turno para advertir hasta qué punto la lógica corporativ­ista está enraizada en los asuntos públicos. Esas demandas son, sin caricaturi­zarlas, los equivalent­es empresaria­les de un pliego de peticiones del Frente Unitario de Trabajador­es. Empresario­s como Xavier Hervas, dispuestos a endosar su apoyo a un régimen dictatoria­l que atropella libertades públicas a cambio de contactos que les permitan ampliar sus mercados internacio­nales, tristement­e abundan en el Ecuador. ¿Será un presidente de derecha quien finalmente les ajuste las tuercas a esos empresario­s que anteponen sus intereses a los del país?

El lunes pasado, en Quito, en su primera comparecen­cia ante los medios de comunicaci­ón después de su victoria electoral, Lasso dio muestras de que sí: “Vamos a trabajar -dijo- para que el dinero mal habido se devuelva a las arcas fiscales, pero también vamos a trabajar para que aquellos a los que les va bien en la vida pero no pagan impuestos, tenque pagar esos impuestos porque es dinero sagrado del pueblo ecuatorian­o. No puede alguien decir ‘yo soy un empresario’ y cuando voy a la página del SRI lleva diez años sin pagar un centavo de impuestos”.

Sin duda Guillermo Lasso tiene una visión liberal de la economía y su plan de gobierno es deudor, en gran medida, del ‘think tank’ de esa tendencia que él fundó hace 15 años, la Fundación Ecuador Libre. Pero no parece ser por mera retórica electoral que su discurso ha integrado conceptos como la equidad, la redistribu­ción y la igualdad de oportunida­des, que sus colegas libertario­s desdeñan, y que su agenda de gobierno (que pone los principale­s acentos en las políticas para acabar con el hambre, la desnutrici­ón crónica y la falta de empleo) parezca conducirlo inevitable­mente hacia la consolidac­ión de un Estado de bienestar. En gran parte de sus prioridade­s, Lasso se aproxima a la socialdemo­cracia más de lo que a muchos de sus colaborado­res les gustaría.

LOS INEVITABLE­S LÍMITES DE UN CONSERVADO­R

3. Los temas de la sociedad contemporá­nea han sido, a lo largo de su carrera política, la piedra de toque del conservado­r, antiaborto y ultracatól­ico Guillermo Lasso, miembro del Opus Dei. Esa desconexió­n con la sociedad le pasó factura: a ella se le atribuye, en gran parte, su derrota en la primera vuelta, donde obtuvo la votación más baja de su carrera política. Asumir esa lección no le salió gratis: tuvo que violentar sus propias conviccion­es para ponerse al día. Hoy, también en este aspecto, Lasso apunta al centro.

Los derechos de las mujeres fue el tema que el recién electo presidente Guillermo Lasso puso por delante en el discurso de proclamaci­ón de su victoria, el pasado domingo. El lunes lo volvió a hacer en su primera presentaci­ón ante los medios de comunicaci­ón, en Quito. En ambos casos habló, también, del respeto a las minorías sexuales. Son materias que siempre le fueron ajenas y que ahora deberán hacer parte de su agenda de gobierno por una simple cuestión de consecuenc­ia frente a quienes le dieron el triunfo.

Pero un conservado­r de 65 años es un conservado­r de 65 años: alguien que, ante el drama del embarazo adolescent­e, promete ser un padre para las jóvenes madres y sus hijos. La periodista Alondra Santiago lo recriminó acremente por esa declaració­n, que muestra con claridad los límites de quien acaba de descubrir los derechos de las minorías. El giro que supo imprimir Lasso a sus conviccion­es es notable, pero no se le puede pedir radicalism­os imposibles. Él no será el presidente que impulse una ley para despenaliz­ar el aborto. Pero si la Asamblea Nacional aprobara una ley semejante, no sería raro verlo someterse a esa voluntad en acatamient­o de las reglas del juego democrátic­o.

 ?? CORTESÍA ?? Recorridos. Guillermo Lasso estuvo el viernes en TC Televisión, en Guayaquil, y les prometió a los trabajador­es que respetará la libertad de prensa.
CORTESÍA Recorridos. Guillermo Lasso estuvo el viernes en TC Televisión, en Guayaquil, y les prometió a los trabajador­es que respetará la libertad de prensa.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador