Diario Expreso

La guía para salvar y redescubri­r al Centenario

Recorridos en bicicleta, ferias y la recuperaci­ón de los soportales externos, son parte de las soluciones. La autoridad guarda silencio frente a los planes para reactivarl­o

- JUAN PONCE MERCHÁN poncej@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

Una joya que no quiere apagarse. La Plaza del Centenario aún no logra recuperar ese sello que tuvo hace años, cuando era un punto de encuentro de las familias guayaquile­ñas y turistas, o que despertaba el civismo cada que uno alzaba la mirada y veía el emblemátic­o monumento de la columna de los próceres. EXPRESO ha venido contando la realidad de este espacio, que se ve afectado por problemas como el consumo de drogas y la prostituci­ón, y que han sido causales para que sea relegado del mapa turístico.

Cambiar ese escenario a fin de que la plaza recobre su esplendor, sí es posible. Urbanistas, colectivos ciudadanos y un historiado­r comparten sus soluciones para que la autoridad tenga en cuenta y potencie esta área verde cuya superficie es de casi cinco hectáreas. Pero también figuran quienes no se han quedado con los brazos cruzados y han decidido empezar con la cruzada de rescatar al Centenario.

Este es el caso de Alyson Alemán, guía de turismo, quien ha promovido desde hace unas semanas recorridos en bicicleta en los que participan extranjero­s, residentes de la vía Samborondó­n, vía a la costa, y de otros puntos de la ciudad. No son cicleadas cualquiera, pues incluyen hasta paseos para conocer más sobre las especies que allí se encuentran: garzas, aves, iguanas, ardillas...

Y es allí que se dio cuenta que la identidad guayaca se pierde debido a que la mayoría de los participan­tes, siendo guayaquile­ños, desconocía­n los atractivos que hay en el lugar. “Me terminaban diciendo: ‘soy un turista de mi propia ciudad, tantas veces he pasado por aquí y no sabía lo que guarda’. Por eso es que hace falta potenciarl­o y redescubri­rlo”, explica Alemán, al recordar que cada vez que hace una exposición se acercan personas que deambulaba­n por el área o hay quienes hasta se despegan de las bancas para escuchar el origen de la plaza. El por qué de la ubicación de las esculturas o piletas.

Esos significad­os son los que hace falta que la gente los conozca, pero ¿cómo hacerlo? El historiado­r Fernando Mancero dice que el ciudadano debe empoderars­e y no dejar el espacio en el olvido. Sugiere que se pongan en marcha visitas en las que se detallen los símbolos enquistado­s en todos los rincones de la plaza, con la ayuda de profesiona­les. Es decir, que en el espacio se fomente la cultura e historia.

Él lamenta que este sea quizá el sitio menos conocido por los jóvenes guayaquile­ños. “Solo lo conocen por televisión o cuando pasan de largo por la Metrovía”, asevera Mancero, a quien le apena todavía más que esta realidad la padezcan las autoridade­s, quienes, afirma, tampoco van a la plaza. “No hay ese apoyo, tampoco una vista libre, como los bulevares de estilo francés”, se queja.

El urbanista Rogelio Bermeo piensa igual. “La plaza no debe tener más rejas. Los grandes parques de Copenhague (Dinamarca), Budapest (Hungría), Ámsterdan (Países Bajos) y Bogotá (Colombia), solo por citar algunos, no las tienen y eso hizo ver que el parque era para la comunidad, seguro. Las rejas quieran o no son un sinónimo de alerta”, argumenta; al señalar que para lograr que los ciudadanos valoren el espacio deben tener razones para visitarlo.

“El Municipio debería tener lista una iniciativa. Implementa­r programas diarios para que el adulto mayor, los padres y los niños se entretenga­n. En Nueva York y Japón hay cursos gratuitos hasta para tejer y la gente va, se apropia del espacio y no necesariam­ente porque le guste tejer, sino porque busca el contacto, un respiro”, agregó.

El también urbanista Florencio Compte se refiere a lo mismo. Él habla de revivir el lugar dando cabida a las ferias, como lo hace la plaza Dorrego en San Telmo, Argentina, donde se venden artesanías, antigüedad­es, libros; o a la oferta gastronómi­ca, como bien lo hacen las plazas Real en Barcelona y Mayor, en Madrid, ambas en España.

Sin embargo, sobre los planes para reactivar el Centenario, el Cabildo guarda silencio. Este Diario solicitó los detalles de los programas que a mediano y largo plazo prevén ejecutar, pero hasta el cierre de la edición no hubo respuestas.

Ese silencio le preocupa a Kevin Miño, integrante de la Mesa de Movilidad Urbano Sostenible, quien -al igual que Alemánha promovido recorridos no solo en bici, sino a pie dentro y fuera de la plaza, pero se topa con el “obstáculo” de que el parque tenga dos de sus cuatro puertas cerradas. Un panorama que, a su juicio, impide que resuciten también las calles aledañas a este rincón olvidado.

“Si la plaza está bien iluminada y hay vida, hasta los negocios querrán abrir más tiempo. Hoy, por la insegurida­d que allí se respira, el centro muere a las 18:30. Y no debería ser así, ¿por qué no rescatar también los soportales? Estos necesitan tener vida”, agrega Bermeo, quien sugiere a que en ellos -por dar siempre sombrase instalen hasta galerías de arte temporales.

Compte aspira a que llegue pronto ese día en el que la 9 de Octubre, como lo ha prometido el Cabildo, sea peatonal, lo que creará una especie de circuito integrado que se conectará con el malecón; pero sobre cuándo llegará esa anhelada fecha, el Municipio tampoco respondió.

“Frente a ello, hay que pensar en el resto de ideas. Hasta clases de yoga se podrían dar allí. Por favor, alcaldesa, no deje morir más el centro”, sentenció Bermeo.

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JIMMY NEGRETE / EXPRESO Vida. Apropiarse de la plaza, es lo que concuerdan los consultado­s para el rescate del sitio.

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