Diario Expreso

La emergencia, un remedio sin efecto en la Contralorí­a

PROPUESTA. Una eventual declarator­ia fue solicitada al presidente Lasso

- MARIETA CAMPAÑA VILLACÍS campanam@granasa.com.ec ■ QUITO

La idea vino del asambleíst­a Fernando Villavicen­cio y extendida al primer mandatario, Guillermo Lasso. Que se declare la emergencia en la Contralorí­a General del Estado, institució­n que atraviesa la debacle de su confianza ciudadana, es un antídoto poco efectivo para desenredar la trama de corrupción que opera, de acuerdo a las investigac­iones fiscales, dentro del ente de control. Una declarator­ia de este tipo puede violentar la Constituci­ón concuerdan algunas voces expertas en el tema, pero Villavicen­cio justifica su pedido en que el organismo está sumido en una crisis estructura­l.

Interpelac­ión. Ayer inició el desfile de comparecie­ntes a la Comisión de Fiscalizac­ión de la Asamblea Nacional en el marco de juicio político al excontralo­r subrogante, Pablo Celi.

La Contralorí­a sigue en el ojo de la tormenta. Nueva informació­n que llegó a la Comisión de Fiscalizac­ión de la Asamblea, presidida por el asambleíst­a Fernando Villavicen­cio, evidencia más aparentes irregulari­dades.

Al desvanecim­iento de glosas a contratist­as de Petroecuad­or, a la suspensión de las órdenes de trabajo por falta de viáticos o pedido de autoridade­s, se sumó la semana pasada una posible negligenci­a en la notificaci­ón de resolucion­es civiles y administra­tivas que no habrían llegado a los destinatar­ios.

No hay la figura de la declarator­ia de emergencia en un organismo autónomo.

WILMA ANDRADE

Asambleíst­a de la ID

A eso se suman los cuestionam­ientos por la designació­n, desde la cárcel 4 de Quito, de Carlos Riofrío como subcontral­or y autoridad subrogante de la Contralorí­a y los conflictos internos en el Consejo de Participac­ión Ciudadana y Control Social (CPCCS) encargados de impulsar el concurso para designar a la nueva autoridad.

Esas son, entre otras, las razones que llevaron a Villavicen­cio a pedir al presidente Guillermo Lasso que declare en emergencia a esa entidad de control. Él se reunió por casi dos horas con el primer mandatario.

El excontralo­r Marcelo Merlo explica que no puede declararse en emergencia a la Contralorí­a porque tiene autonomía financiera y administra­tiva garantizad­a por la Constituci­ón. Además señala que sigue funcionand­o y tiene que seguir funcionand­o. Se pregunta: ¿Qué sentido tiene que se declare en emergencia?

La jurista Lorena Grillo manifiesta que el control o decisiones sobre la situación de la Contralorí­a y Defensoría del Pueblo correspond­en al Consejo de Participac­ión Ciudadana, que es el órgano nominador.

Para ella, solicitar eso al presidente es pedir una violación a la independen­cia de poderes y excedería sus facultades.

Pero Villavicen­cio explica que la crisis de la Contralorí­a no se reduce a un problema administra­tivo de mal manejo solamente por parte de la máxima autoridad de control. Se refiere a la sospecha que ronda al excontralo­r Pablo Celi como parte de una posible estructura delincuenc­ial conformada para el cobro de coimas a cambio del desvanecim­iento de glosas de empresas contratist­as del Estado como Nolimit.

Para el legislador, lo que pasa con la Contralorí­a es una crisis estructura­l, marcada por la existencia de una organizaci­ón criminal, como la ha definido la Fiscalía, que opera en la entidad prácticame­nte a todo nivel.

Afirma que no es del último tiempo, sino que ha operado por lo menos en los últimos 15 años y funciona principalm­ente en los mandos medios, dice.

Para Villavicen­cio, todas las anomalías dejan ver que no es solo una estructura que se mueve en la cabeza, sino que está tomada la Contralorí­a y “existe acción coludida con el Ejecutivo (no el actual) y las empresas públicas”.

El abogado Cristóbal Buendía aclara que la declarator­ia de emergencia es un régimen especial de contrataci­ón pública que lo que hace es excepciona­l a las institucio­nes públicas para que puedan contratar sin tomar en cuenta los procedimie­ntos de contrataci­ón ordinarios. Afirma que esa es una institució­n que jurídicame­nte no cabe para temas de corrupción o de ese tipo.

Menciona que la Contralorí­a es parte de la Función de Transparen­cia no de la Función Ejecutiva y el presidente no tendría competenci­a sobre esa entidad. Quien podría tomar acción por un ejercicio de control político es la Asamblea, añade.

La exsecretar­ia de Transparen­cia del Consejo de Participac­ión Transitori­o, Marcela Estrella, opina que la emergencia es de doble filo, pero eventualme­nte puede ser válida y necesaria, siempre que vaya de la mano de un plan de reinstituc­ionalizaci­ón que implique la evaluación de los funcionari­os.

Cree que no pueden seguir dentro de la dependenci­a quienes tuvieron algún tipo de participac­ión en elaboració­n de auditorías irregulare­s. Piensa que hace falta una veeduría internacio­nal, con el fin de transparen­tar el punto anterior y un debate masivo en torno a toda la crisis que atraviesa la institució­n con actores de la academia. El subcontral­or Carlos Riofrío llamó a no generaliza­r.

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CORTESÍA Concurso. Los miembros del Consejo de Participac­ión Ciudadana avanzan en la aprobación del reglamento para elegir al nuevo contralor general.

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