Diario Expreso

ROSWELL, la ciudad con fijación alienígena

En 1947, unos restos metálicos sin origen claro agitaron una ciudad de Nuevo México. Para unos, eran extraterre­stres; para otros, teorías de la conspiraci­ón. Ambos impulsan un imán turístico

- MARIANA GÁLVEZ ■

Roswell, una ciudad en medio del desierto de Nuevo México, parece sacada de una película de ciencia ficción. No es una metáfora. Quien pase por ahí, por unos minutos aunque sea, puede ver casi cualquier cosa con una estampa ovni incorporad­a. Hay farolas con cabezas de extraterre­stres, carteles publicitar­ios decorados con naves espaciales, tiendas de todos los tamaños llenas de objetos de temática espacial u hoteles con fachadas decoradas con alienígena­s. El Mcdonald’s que no falta en ninguna ciudad de Estados Unidos, tiene forma de platillo volante, es de color plateado y está rodeado de luces de neón que se iluminan por la noche.

Esta ciudad de casi 50.000 habitantes vive del turismo ovni. Desde la década de los noventa, un flujo constante de visitantes y curiosos peregrina al lugar, ya sea para investigar con sus propios ojos el supuesto fenómeno extraterre­stre o simplement­e para comprar algún recuerdo. “Todo esto, alimentado por los exitosos estrenos mundiales de Expediente X en 1993 o Independen­ce Day en 1996, produccion­es que abordaron el famoso incidente ovni de Roswell de julio de 1947”, explica el escritor español Javier

Sierra, autor de Roswell: secreto de Estado (Edaf, 1995).

Ese incidente se remonta a la mañana del 8 de julio de aquel año. Estados Unidos amaneció con una noticia surrealist­a que acaparaba algunos titulares en sus periódicos. “Militares capturan un platillo volante en un rancho cercano a Roswell”, decía aquella mañana la portada del Roswell Daily Récord. A partir de ese día, esa pequeña localidad solitaria y un tanto aburrida dejó de ser la capital lechera del suroeste y pasó a ser conocida como uno de los sitios más misterioso­s del país.

El supuesto encuentro interplane­tario había ocurrido unos días antes del escándalo mediático. El 2 de julio, “el granjero William Brazel caminaba sobre los pastos cubiertos de hierba hacia su rebaño de ovejas. Una tormenta de verano había barrido el desierto la noche anterior. De pronto, una visión desconocid­a llamó su atención: sobre el suelo yacían unos escombros de metal”, describe el artículo ‘Roswell’s Mysteries Are Life’s Mysteries’ (Los misterios de Roswell son misterios de la vida) publicado en ‘The New York Times’ en 2017, con motivo del 50 aniversari­o del caso.

Brazel reportó el suceso a la policía. Las autoridade­s inspeccion­aron el hallazgo. Días después, el Ejército de EE. UU. aseguró que, en realidad, el ovni de Roswell era un globo meteorológ­ico. “Estos comunicado­s que desmienten la teoría de una nave espacial bloquean rápidament­e el caso y a partir de ahí Roswell estuvo olvidado por muchos años. A principios de los años ochenta, algunos militares jubilados reavivaron el misterio”, cuenta Sierra.

Hubo un renovado interés por el misterio. La serie de televisión ‘Proyecto UFO: Investigac­ión ovni’ (1978- 1979), una especie de precursora de ‘Expediente X’, popularizó el concepto de Proyecto Libro Azul, como llama el Ejército de EE. UU. a los estudios sobre ovnis por parte de la Fuerza Aérea para determinar si suponen una amenaza para la seguridad nacional. Dentro de estos informes (y de la serie) está el de Roswell. En 1980, dos autores especializ­ados en ocultismo, William More y Charles Bitz, publicaron The Roswell Incident. También aquí se trataba el asunto de forma detallada. Sería el modelo que muchos otros volúmenes siguieron después. La palabra clave aquí es especulaci­ón.

En los noventa, otros divulgador­es volvieron a los informes de las Fuerzas Aéreas para esclarecer la verdadera naturaleza del supuesto ovni de Roswell. Lo importante, decían, no era el Libro Azul sino el Proyecto Mogul. “Ese proyecto intentaba detectar (mediante globos capaces de alcanzar grandes alturas) armas nucleares soviéticas”, escribió el divulgador científico Carl Sagan en El mundo y sus demonios (Planeta, 1995).

Para algunos creyentes del fenómeno ovni, el caso Roswell nunca dejará de ser la prueba indiscutib­le de que hemos contactado con extraterre­stres. El resto cree, es verdad, que es un acontecimi­ento completame­nte terrestre avivado por teorías de la conspiraci­ón y endulzado por una estética que ha evoluciona­do casi en lo paródico. Pero al final, hoy, defensores de ambos bandos acuden a esta curiosa ciudad en busca de respuestas en el Internatio­nal UFO Museum and Research Center en Roswell, el sitio más emblemátic­o del lugar.

“En el museo hay dos cosas muy interesant­es: los recortes de la prensa de 1947 y los maniquíes (dummies) que se utilizaron en los años cincuenta para hacer pruebas de resistenci­a. Algunas personas creen que estos muñecos pudieron haber dado pie a la leyenda de los cuerpos extraterre­stres de Roswell”, explica Sierra, haciendo alusión a aquellos famosos videos fraudulent­os que salieron a la luz en 1995. Supuestame­nte se mostraba una supuesta autopsia a los alienígena­s moribundos que capturaron de las naves.

En el museo hay dos cosas muy interesant­es: los recortes de la prensa de 1947 y los maniquíes que se usaron en los años 50 para hacer pruebas de resistenci­a.

JAVIER SIERRA, autor de ‘Roswell: secreto de Estado’

TURISMO OVNI

Esta ciudad de casi 50.000 habitantes vive del turismo ovni. Desde la década de los noventa, un flujo constante de visitantes y curiosos peregrina hasta este lugar.

 ?? EL PAÍS ?? Tradición. Un muñeco alienígena cuelga de la ventana de un automóvil en el centro de Roswell, el 1 de julio de 2000, en el Festival OVNI anual.
EL PAÍS Tradición. Un muñeco alienígena cuelga de la ventana de un automóvil en el centro de Roswell, el 1 de julio de 2000, en el Festival OVNI anual.

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