Diario Expreso

¿De quién es la culpa?

- FERNANDO CAZÓN VERA colaborado­res@granasa.com.ec

Las matanzas en las cárceles de nuestro país ya no son noticia nueva, pero siguen doliendo en lo más profundo de nuestro ser, pues pese a que quienes perdieron la vida tras las rejas se encontraba­n cumpliendo condena y merecían estar ahí, siguen siendo seres humanos y detrás de ellos existen familias que sufren su trágica muerte. Es difícil acostumbra­rse a una vida llena de violencia, a aguantar la muerte de inocentes, a escuchar balas perdidas por doquier, a blindarnos hasta los dientes para estar medianamen­te seguros, pero es lo que hay.

Si las cárceles ecuatorian­as están controlada­s por los organismos de control pertinente­s, ¿cómo es posible que se den este tipo de amotinamie­ntos y fugas masivas? ¿De quién es la culpa? ¿De los guías penitencia­rios que deben permitirlo todo para seguir con vida o de las leyes que protegen y amparan a las personas equivocada­s? Ante tales hechos sangriento­s aparecen las razones en las cuales los responsabl­es de mantener todo en orden se amparan. La culpa siempre ha sido del hacinamien­to, no se puede tener a bandas que se encuentren en conflicto bajo un mismo techo. No hay suficiente personal, la infraestru­ctura no es la apropiada, y así podríamos seguir enumerando razones que libran de pecado a más de uno. Lo que sí está claro es que la única libertad que pierden ciertas personas que se encuentran encerradas cumpliendo condena es la de caminar por las calles, porque excepto aquello, siguen matando a dedo, teniendo comunicaci­ón perenne con el mundo exterior, manejando el negocio de las drogas a control remoto, sin limitante alguno. Incluso la idea de recuperar la libertad no es nada descabella­do ya que vivimos en el país de los padrinos y los jueces bondadosos, que conceden ‘habeas corpus’ por un buen billetito.

Las leyes ecuatorian­as, que deberían salvaguard­ar la seguridad de todos, nos están jugando una mala pasada y deben ser modificada­s sobre la marcha. A esta altura del partido vivimos la ley de nadie. Los policías y militares nos han demostrado que bajo este tipo de situación no son más que meros objetos decorativo­s. Si las cárceles de máxima seguridad de otros países hacen temblar a los “duros” de las drogas, ¿por qué no seguir su ejemplo? ¿Cuál es el miedo?

djkshsslk dhlsdsakah dlkjsahldk­salk djdk haskjdksja­ddsadassa dkjsalkdds­sakjdhsakl­hdl kjas dkjsakjdsa­kjd asdas d adsadsa dasdsadsad­sasadsadsa­dsa

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador