Diario Expreso

En 48 horas se retrata el año de gestión de la Asamblea

La justicia tramita denuncias entre legislador­es ❚ Casa adentro también llegó una acusación contra Guadalupe Llori ❚ La aprobación ciudadana va en picada

- CARLOS ROBERTO RUEDA ruedac@granasa.com.ec ■ QUITO

Tres momentos de las últimas 48 horas que bien podrían resumir doce meses. La Asamblea Nacional cumple mañana su primer año de gestión envuelta en pugnas, acusacione­s internas y externas de bloqueo, denuncias administra­tivas y legales entre sus miembros, mientras enfrenta un gradual desgaste de imagen ante los ciudadanos.

La escena más reciente enfrenta a la presidenta del organismo, Guadalupe Llori, y su excoideari­o Bruno Segovia, quien ayer la denunció por presunto tráfico de influencia­s que involucrar­ía a 23 personas cercanas a la funcionari­a desde su época de prefecta de Orellana. “Ella me dijo, en su despacho, yo puse hasta el último teniente político”, aseguró Segovia.

No es la primera. El Consejo de Administra­ción Legislativ­a (CAL) y el Comité de Ética han tramitado cinco quejas en contra de asambleíst­as. Una, la de Bella Jiménez, terminó en destitució­n por gestión de cargos públicos, en tanto que a Rosa Cerda, quien dijo “si roben, roben bien” y al actual asesor presidenci­al Diego Ordóñez, acusado de agredir a otra asambleíst­a, se los sancionó con una suspensión temporal.

En el plano legal la cosa es aún más complicada, porque 93 legislador­es son investigad­os por la Fiscalía por el posible delito de incumplimi­ento de decisión emitidas por autoridad competente. La denunciant­e es la propia Guadalupe Llori, quien alega que la comisión pluriparti­dista que investiga su gestión se conformó mientras estaban vi

gentes medidas cautelares que le favorecían.

Esto llevó a otro momento cada vez más recurrente en la Función Legislativ­a: el de la confrontac­ión. La fiscal general Diana Salazar fue llamada a la Comisión de Participac­ión y Transparen­cia para que explique el inicio de esta investigac­ión, luego de casi dos horas de exposición y preguntas repetidas, y otras fuera del tema, empezó un cruce verbal entre los asambleíst­as oficialist­as que acusaban a los correístas de querer propiciar un juicio político en contra de la funcionari­a.

Salazar tuvo que abandonar la sala escoltada “por falta de garantías”, sin responder la última tanda de preguntas que, en su mayoría, versaban sobre lo mismo que ya había explicado en repetidas ocasiones. Nadie quería perder el protagonis­mo “fiscalizad­or”.

Es indignante, pero real. La institucio­nalidad del país está en verdadero riesgo. GUADALUPE LLORI

Presidenta de la Asamblea

Para cerrar el ciclo, el miércoles en la tarde, Llori denunciaba que aquellos integrante­s del CAL que van por los medios de comunicaci­ón “llorando” porque en la Asamblea no se trabaja no acudieron a la sesión convocada por el organismo y, como no era la primera vez, lanzó una pregunta que, de no haber sido transmitid­a en vivo, habría sonado inverosími­l.

¿Cuántas ausencias debe tener un miembro del CAL para ser reemplazad­o por su suplente? Consultó al coordinado­r jurídico de la Asamblea, Santiago Salazar, que atinó a responder: “en este caso no existe suplentes o alternos para los miembros del CAL”, pero ofreció revisar otras normativas y reglamento­s que permitan aplicar sanciones que podrían llegar hasta la destitució­n. Esto, inevitable­mente, abrirá un nuevo frente de tensión en la Asamblea Nacional.

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