El calvario del país y el viacrucis individual
Me he tomado un relax tratando de recuperar un poco mi deteriorada salud pero no puedo seguir en silencio ante tanta barbaridad de alto calibre. Acciones insólitas, crisis politiqueras, una Asamblea que solo representa a sus intereses y nos tiene subyugados a la inmensa actividad delictiva. La moral por los suelos. Señor presidente, necesitamos mano fuerte, pero sobre todo mano justa. Reflexione. ¿Qué se ha conseguido con liberar a miles de presos, muchos sentenciados, para descongestionar las cárceles? Incrementar más los grupos delictivos. Quiero ante todo esto narrar algo cruel y atroz. El 10 de marzo en el hospital del seguro en Los Ceibos. Un señor de la tercera edad sufrió un accidente al perder el equilibrio en la silla de ruedas, que se fue hacia atrás, dándose un fuerte impacto y fracturándose la parte posterior del cráneo. Quedó semiinconsciente y su enfermera particular lo auxilió, tratando de contener la hemorragia. Llamó a su hija que vive cerca y lo llevaron al seguro, donde empezó el viacrucis de cuatro horas. En la sala de emergencia una doctora sentada tras su escritorio hablaba por teléfono. Lo atendió un individuo vestido de civil, le tomó la presión y sin revisarle la herida -que sangraba- lo derivó a la sala de espera donde estaban más de 50 pacientes. Pasaron dos horas sin que lo atiendan. Por ello lo trasladarlo a otro hospital cercano, donde lo atendieron de inmediato, culminando con varios puntos. ¡Ese señor que vivió el suplicio del hospital de Los Ceibos fui yo! Todo el departamento médico de ese hospital se ha vuelto inhumanos y nada eficiente.
Antonio Abad Cornejo