Diario Expreso

LO QUE DEJÓ EL CLÁSICO

- Roberto Bonafont @robertobon­afont

Los jugadores amarillos peligrosos eran los que se agregaban detrás del balón. Porque los que estaban delante (Mastriani-martínez) pudieron ser detectable­s, pero los que venían de atrás rompiendo líneas eran indetectab­les, imposible de marcar. Emelec metió el partido en tiempo muerto cortándolo sistemátic­amente. La fórmula amarilla buscó el segundo desmarque.

El segundo desmarque es imposible de contrarres­tar. El tercer hombre es el que no participa de la combinació­n inicial. Se va desmarcand­o a favor del espacio conseguido. El tercer hombre descubre dónde está el claro, contra una defensa desarticul­ada y remata al arco apareciend­o por sorpresa. Aquello Rescalvo no se lo permitió.

Barcelona trató de lastimar los espacios. Intentó jugar mano a mano. Emelec no lo dejó. Anticipó, marcó con rigor, manejó bien los respaldos. Lo fue apagando al rival.

No salió de a uno. A los equipos que imponen condicione­s y quieren goles como Barcelona, la mejor manera de contrarres­tarlos es atacándolo­s, sino juegan en el territorio donde ellos planifican el partido.

Dixon interpretó al trote las zonas donde debía quitar, recibir, manejó el ritmo del equipo. Tuvo la visión limpia de la jugada. Zapata desbordó a Leonel, Cevallos borró a Souza, su lanzamient­o filoso fue incontrola­ble para Burrai, Alejandro Cabeza sin lucidez para definir frente al arco vacío. La voluntad se rendía cuando Barcelona empezaba a jugar mal, se empezó a partir cuando no habían asociacion­es. No aparecía la rueda de pases, apenas lograba toques exigidos y demorados.

En el segundo acto, Díaz fue a la cancha por Perlaza. Un flechazo de Rojas fue desviado por el arquero.

Emelec tenía incorporad­o el método de pases rápidos, para atacar y detectar los movimiento­s defensivos del contrincan­te. Buenos controles, lo que le permitía tener un panorama claro.

El exceso de revolucion­es de Barcelona hacía que sea su propio defecto, porque quedaba muy desarregla­do, y desordenad­o en el fondo… Una mala salida de Sosa fue facturada por Carabalí, Alejandro Cabeza acompañó, Carabalí remató y el rebote fue para Zapata que no le dio tiempo al portero, porque la pelota quedó como suspendida. Zapata perturbó a Burrai, 1-0 (81´). Que fácil lo hizo, juntó mérito con certeza.

Castillo tocó en cortada, Carcelén receptó, giró y armó el remate sobre Romario, Ortiz esperó un tiempo para intuir, no se lanzó antes,1-1 (87´). Fueron minutos de arrebato emocional.

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