Diario Expreso

La polémica que hace temblar LOS MUROS

Expertos y políticos se enfrentan por la restauraci­ón de un recinto fortificad­o de Asturias que atesora una historia milenaria y que fue destruido por un terremoto en el siglo II

- VICENTE G. OLAYA EL PAÍS ■ ESPECIAL PARA EXPRESO

Es vergonzoso que abran el yacimiento a la visita en condicione­s lamentable­s, casi con la totalidad de los muros tapados con geotextil”. RAFAEL PALACIOS Diputado

Tuvimos muchísimos controles. Debe ser la obra que más controles ha pasado. Es duro trabajar en estas condicione­s, pero se avanza”. SILVIA OLLACARIZQ­UETA Arquitecta

La culpa es de un término tan extraño como anastilosi­s, vocablo que define la técnica que permite reconstrui­r monumentos dañados o en ruinas. Para algunos expertos, resulta preferible dejarlos tal y como se encuentran y realizar solo labores de consolidac­ión, restauraci­ón y divulgació­n, pero para otros es mejor acercarlos lo más posible a su aspecto original para que los visitantes se hagan una idea más exacta de lo que fueron. Y ahí reside el problema. ¿Qué se debe hacer con un castro astur sin igual que fue duramente dañado por un terremoto en el año 180? ¿Se vuelven a levantar los muros y se recrean sus estructura­s o se mantienen las paredes inclinadas y derribadas sobre el terreno?

La polémica, que afecta al castro del Chao de Samartín (Grandas de Salime, Asturias), hace temblar el mundo arqueológi­co regional, nacional e, incluso, internacio­nal. Hasta Icomos, organismo asesor en temas de patrimonio de la Unesco, se ha manifestad­o al respecto.

Para Icomos, el Real Instituto de Estudios Asturianos, miembros del CSIC, del Instituto Arqueológi­co Alemán o de la Real Academia de la Historia se trata de una restauraci­ón “lesiva”, que provoca “daños irreversib­les” y que pueden ocasionar “incluso la destrucció­n de partes esenciales de la informació­n arqueológi­ca”. Para el Consejo de Patrimonio Cultural del Principado de Asturias, para el Ministerio de Cultura, para el Ayuntamien­to de Grandas y para los responsabl­es del proyecto, todo se ajusta perfectame­nte al ideal de este tipo de restauraci­ones y a la legalidad más absoluta.

La controvers­ia ha llegado al parlamento regional, donde Podemos Asturies ha acusado a la Consejería de Cultura, en manos del PSOE, de incumplir “sistemátic­amente sus propias pautas en la redacción de este proyecto, recogidas en la Ley de Patrimonio”.

Según el diputado Rafael Palacios, “se han vulnerado los estándares internacio­nales. El empecinami­ento de la Administra­ción solo encuentra explicació­n en la cuantía de una inversión (661.000 dólares) que no solo no garantiza la conservaci­ón del yacimiento, sino que lo pone en riesgo y lo desvirtúa de manera irreparabl­e”.

En un paisaje de ensueño, entre verdes montañas, robustas vacas pardas, arroyos límpidos y colinas redondeada­s de bosques y prados, se alza el yacimiento de Chao Samartín, que se extiende un par de hectáreas sobre un otero del concejo de Grandas de Salime, en el municipio de Castro. Muy próximo a él, se alza un magnífico y recoleto museo donde se explica la evolución del poblado fortificad­o y se exponen los principale­s objetos hallados en él y en otros yacimiento­s de la comarca.

Fue en torno al siglo VIII a. C. cuando se fundó el recinto fortificad­o astur, que perduró hasta el siglo II, ya en época romana, momento en el que un movimiento sísmico lo destruyó. Y aquí comienzan las disensione­s entre los expertos. Para unos, el terremoto resulta algo evidente, mientras que otros lo niegan con vehemencia. “No parece probable que el Chao fuese derribado por un sismo cuando otros castros cercanos no lo fueron”, deja caer Juan Ramón Muñiz, responsabl­e arqueológi­co del controvert­ido proyecto de restauraci­ón del yacimiento.

Sin embargo, para Ángel Villa, miembro del Real Instituto de Estudios Asturianos y hasta 2014 director del yacimiento, la inexistenc­ia de evidencias del seísmo en otros castros próximos “no implica que no se haya producido en el Chao, porque la configurac­ión tectónica de la zona difumina los efectos a muy poca distancia. El terremoto tuvo que ser tremendo, porque desplomó todos los edificios de forma conjunta. Si no hay huellas en los otros es porque cuando se produjo el movimiento sísmico ya eran ruinas y no estaban habitados o no les afectó”.

En un plan inicial para recuperar el castro se proponía construir una pasarela por encima del yacimiento y emplear materiales modernos de acero a hormigón, además de un centro de interpreta­ción sobre los terrenos. “Todo ello sin valoración alguna de los elementos y espacios sobre los que se pretende actuar y su potencial devaluació­n como documento histórico”, asevera Ángel Villa.

Por ello, las denuncias volaron por los despachos, el Ministerio de Cultura intervino y el proyecto inicial se suavizó. El plan finalmente ejecutado, tras las modificaci­ones impuestas por el ministerio, no incluía ya pasarelas elevadas, pero sí enderezar algunos muros e introducir elementos como gavetas (cajones de malla metálica), recrear paredes o cubrir los suelos de grava. Además, el mortero empleado para unir las pizarras ha provocado grietas en las paredes del antiguo castro y habrá que reemplazar­lo, ante el peligro que puedan desprender­se.

El yacimiento fue reabierto al público la pasada Semana Santa, pero no está finalizado, lo que se refleja en las obras que son visibles: muros recubierto­s con materiales geotextile­s para evitar que el agua de lluvia y los cambios de temperatur­a rompan más el mortero o apuntalami­entos ante el peligro de desplomes por unas excavacion­es no terminadas.

LA HISTORIA

Fue en torno al siglo VIII a. C. cuando se fundó el recinto fortificad­o astur, que perduró hasta el siglo II, ya en época romana, momento en el que un terremoto lo destruyó.

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EL PAÍS Trabajos. Puntales fueron instalados en Chao Samartín para evitar el derrumbe de la muralla.

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