Diario Expreso

La gastronomí­a une y revive las noches en la Isidro Ayora

Las parrillas son los restaurant­es más visitados en la avenida ❚ Al menos 35 locales iluminan la zona ❚ Las familias y los jóvenes son los clientes más fieles

- JOSUÉ ANDRADE A. andradef@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

GUILLERMO LÓPEZ, cliente

La comida es rica y hay un buen ambiente. Es la zona perfecta para poder disfrutar de un buen asado. Junto con mi pareja somos clientes fijos por aquí.

YAMILET MOREIRA, administra­dora de

local de asados

La avenida Isidro Ayora ya se volvió caracterís­tica para disfrutar de una buena comida. Aquí las familias se reúnen y no solo se alimentan, sino que también se divierten.

HENRY GARCÍA,

turista

Me recomendar­on este lugar y me voy encantado. Pese a que ya es tarde, se ve una zona muy comercial y segura. Es un buen lugar para disfrutar entre amigos y con la familia.

LISSETTE CARRIEL,

clienta

Si se busca comer moros y parrillada­s, aquí siempre es muy buena opción. Hasta ahora no ha ocurrido nada, pero creo que nunca está de más reforzar la seguridad de los restaurant­es.

Todo iluminado, lleno de luces de colores. Las familias llegan y ya se ven las largas filas de vehículos esperando por un parqueo para poder arribar hasta un restaurant­e. Así luce por las noches la avenida Isidro Ayora, una de las arterias principale­s del norte de Guayaquil.

Después de dos años de irregulari­dades por la pandemia, poco a poco todo vuelve a la normalidad y los más de 30 restaurant­es ubicados a lo largo de la calle se llenan de clientes, cerca de Samanes 4. Los grupos de amigos, las familias y las parejas escogen este sitio como el lugar de reunión en las noches guayacas. “La ciudad está reviviendo y esta es una de las huecas gastronómi­cas favoritas de la ciudad”, sostiene Jesús Cobeña, uno de los clientes que llegan hasta un reconocido restaurant­e de comida al carbón.

Junto a Cobeña está su familia. Su hija mayor, Romina, asegura que el lugar es uno de sus favoritos en toda la ciudad. “Me encanta venir acá. La comida es muy buena y me siento tranquila. Creo que al menos en medio de tanta gente no me van a robar. Además afuera, en la arteria principal, hay mucha luz y peatones caminando”, dijo la mujer de 23 años.

Para otro de los clientes que llegan al sector, si de comer asados se trata, la Isidro Ayora es el rincón ideal, puesto que en una sola cuadra hay al menos seis restaurant­es que ofrecen este platillo, en distintas variedades. Y todos, con un ambiente distinto, para cada gusto: al aire libre, cerrado, con música en vivo.

“Esta arteria, tal como pasa con la calle Panamá, en los últimos meses se ha empezado a llenar de familias, amigos y jóvenes. Hay una especie de peña, además de plazas comerciale­s. Vivo en el norte, en la Alborada, entonces me gusta hacer una parada fija aquí cada jueves y sábado, porque además después de comer camino por el parterre central, bastante iluminado”, señaló Kelly Gárate, de 25 años.

Son aproximada­mente siete cuadras, entre el tercer callejón 20A y la calle 20 C, donde a diario decenas de personas se agolpan para pasarla bien.

A lo largo de la avenida se observa a jóvenes ‘aplanando’ las calles, se vive un ambiente de ‘relax’ que la comunidad pide que incluso se replique en otras áreas. “Deberían existir más zonas similares para tener más opciones. Esta calle se ha vuelto un ícono de la gastronomí­a guayaquile­ña, pero lo ideal es que en Sauces y la Alborada haya otro. Que cada vecindario tenga su plaza gastronómi­ca para avivarlo y unir a los vecinos”, apuntó Mikaela Colón, quien se disponía a comer una parrillada con sus amigos.

A esta zona también llegan turistas que son referidos por los amigos de sus amigos. “Vengo desde Machala solamente para comer aquí, me han dicho que es delicioso y que es seguro. Esto último ya es un plus, uno extremadam­ente importante”, manifestó Issac Monteverde.

Fernan Pérez, administra­dor de Rincón Rústiko, uno de los locales, asegura que la zona cada vez se vuelve más popular. “La gente viene con buena onda a disfrutar de todo el entorno. Aquí hay de todo y para todos los gustos. Se ha vuelto una zona familiar y segura. De hecho, para el Día de la Madre vendimos 2.500 platos en un día. Fue algo descomunal”, relató contento.

A diferencia de lo que se experiment­a en el resto de la urbe, en este tramo la gente parece haber perdido el recelo a vivir en comunidad y libertad. No es que no estén alertas; lo están, confiesan. Pero al menos, como asegura Adela Carrasco, comen con tranquilid­ad y sin el estrés de desconfiar del comensal de al lado.

Tanto es así que en una plaza comercial ubicada también entre esas siete cuadras llenas de vida, a partir de las 22:00 los autos se parquean, como lo hacían hasta hace una década en distintos puntos de Guayaquil. La gente pone música en sus autos, abre las puertas, come y uno que otro incluso se atreve a bailar.

EL DETALLE

Locales. La mayoría de los restaurant­es ubicados en la avenida Isidro Ayora se dedican a la venta de las clásicas parrillada­s acompañada­s de moros.

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