ROCAFUERTE nos legó el ser país próspero
Miranda en Londres y luego Torres en Filadelfia trabajaron para lograr la independencia hispanoamericana
Cuando Vicente Rocafuerte fue electo presidente en 1835 había escrito varios libros, todos sobre construir nuevas naciones, editados al vivir en México, EE. UU., Cuba y Gran Bretaña. Eran para difundir su pensamiento liberal en Hispanoamérica e influir a futuros próceres de esa región; conoció a la mayoría de estos, intercambiaron ideas y de algunos publicó lo que escribían. En Filadelfia se relacionó con Manuel Torres, representante de Gran Colombia en EE. UU. Este último era el hispanoamericano más conectado en ese país; gestionaba préstamos para comprar armamentos y otros insumos requeridos en nuestra región. Su casa se usaba como centro de conspiración, allí se reunía Rocafuerte, Fray Servando de Mier, Lorenzo de Vidaurre de Perú, Félix Varela de Cuba y otros. Desde que Rocafuerte llegó a EE. UU. logró conectarse con los más prestigiosos políticos y funcionarios estadounidenses, entre ellos Henry Clay, legislador en ambas cámaras y secretario de Estado. Fue enviado por los mexicanos y cubanos para impedir que EE. UU. reconociera al gobierno de Agustín Iturbide y escribiera un tratado para contrarrestar las ideas absolutistas de Iturbide. El legislador Joel Pointsett, amigo de Rocafuerte, viajó a México y a su regreso recomendó no reconocer a Iturbide, lo que ocasionó su derrocamiento. Rocafuerte cumplió con la redacción de su libro ‘Bosquejo ligerísimo de la revolución de México’, desde el grito de Iguala hasta la proclamación imperial de Iturbide.
Inicialmente, Rocafuerte creyó que Hispanoamérica debía ser monarquía parlamentaria al estilo británico. Cuando estuvo en Londres, 1811, visitaba el Parlamento para escuchar los debates. Con el regreso de Fernando VII al poder, comprendió que no se podía confiar en la monarquía y se dedicó a difundir el liberalismo republicano; su modelo era el estadounidense. En su libro ‘Bosquejo ligerísimo…’ rechazó al emperador Iturbide, para él México retrocedió cuando pudo haber sido modelo para otras regiones de Hispanoamérica. Al referirse a México escribe: “¡Qué feliz ocasión se le presentaba para haberse constituido bajo los principios más extensos de las teorías del liberalismo descubiertas, explicadas y desarrolladas por Montesquieu, Mably […]Franklin y Madison! ¡Quién podía figurarse que se malograra tan feliz instante único que se puede ofrecer a una nación…!”. En más de 300 páginas escribe de los abusos de Iturbide en su administración. Lo identifica como sanguinario, ambicioso, hipócrita, soberbio, verdugo de sus hermanos, traidor a todo partido, etc. Pone como ejemplo a Simón Bolívar, quien hasta esa fecha comulgaba con el ideario de Rocafuerte. La historia reconoce a Rocafuerte haber contribuido a la caída de Iturbide.
En cada uno de sus libros, Rocafuerte aporta con propuestas para modernizar el sistema político. En ‘Ideas necesarias a todo pueblo americano independiente, que quiera ser libre’ hace una clara distinción entre independencia y libertad. Esta última se lograba con gobiernos republicanos. Afirma que la soberanía y legitimidad política estaban en el pueblo y que la Constitución era la piedra angular de todo buen gobierno. Rocafuerte dio enorme importancia al fomento de los negocios: “…El espíritu mercantil es el compañero inseparable de la libertad y de la riqueza nacional; solo puede existir bajo los auspicios de los gobiernos liberales, como lo comprueba la historia mercantil de la Holanda, de las ciudades asiáticas, de los Estados Unidos, de la Inglaterra, y de las repúblicas de Génova y Venecia”. Si nuestros políticos hubieran seguido las ideas de Rocafuerte, Ecuador sería país próspero.