Sigamos con los mundiales
Es importante para todos quienes trabajamos en periodismo, especialmente deportivo, es más que necesario e importante conocer pormenores de la historia de los eventos que encierra el deporte más popular del mundo, como es el fútbol.
Hoy nos trasladamos a 1954, fecha escogida por la FIFA para la celebración de un nuevo mundial de fútbol, esta vez en Suiza. Este pequeño, pero poderoso país económicamente fue escogido por su extensión territorial, lo cual facilitaba la movilización de los equipos. Además, fue un país neutral durante la Segunda Guerra Mundial.
Se inscribieron 38 países, lo cual ameritaba la importancia que ya adquiría el fútbol. Se hizo por primera vez una transmisión televisada en directo de los partidos. Los 16 equipos finalistas se dividieron en 4 grupos, colocando a los más tradicionales y ya poseedoras de un gran balónpie en diferentes grupos para evitar su enfrentamiento y restarle importancia al evento.
Los equipos más poderosos como siempre, fueron Alemania dividida en dos, Federal y Democrático. Hungría con su estrella Ferenc Puskas fue la sensación presentándose al mundo como una potencia constituida por jugadores de un alto nivel técnico.
El partido final celebrado en Berna puso a Alemania Federal
como la ganadora por 3 – 2 ante los húngaros. Hungría pese a perder la final, exportó a diferentes países, y especialmente España a verdaderos maestros en el manejo del balón.
Los alemanes fueron campeones del mundo por su gran condición atlética, que se oponía en cierta forma al juego elegante y de toque del balón como eran los países sudamericanos. Aparece la terrible palabra “dopping”, el cual no pudo ser manejado ni controlado por cuanto no existían en esa época los elementos necesarios para anular su aparición.
El triunfo de Alemania Federal
constituye un hecho histórico, y se convierte en un antecedente más que importante en la historia de los mundiales.