Diario Expreso

Lo de Cynthia Viteri es fascismo

- ROBERTO AGUILAR colaborado­res@granasa.com.ec

En el punto más ridículo de su perorata, Cynthia Viteri muestra las imágenes de ciertos lugares de la ciudad donde monta guardia la policía municipal, se jacta de que en ellos no se ha registrado ningún delito, sermonea al gobierno de Guillermo Lasso diciéndole que eso es lo que se debe hacer en materia de seguridad y concluye que si no lo hace es porque no quiere. Uno no sabe qué pensar ante tamaña simpleza. ¿En qué está pensando ella? ¿Que la guerra contra la delincuenc­ia se soluciona poniendo un policía al frente de cada local comercial de cada ciudad del Ecuador? Cualquiera sabe que eso no es posible. ¿A qué viene, entonces, su descabella­do ejemplo, despachado con el desparpajo y la bravuconer­ía propios de su partido? En suma, ¿qué propone?

Ese es el punto, precisamen­te: la alcaldesa de Guayaquil no propone nada. Y no lo hace porque no tiene una pálida idea de cómo librar esta guerra. Nomás saca partido de la cómoda posición de quien no tiene responsabi­lidad alguna en el tema de la seguridad (ventaja que no se cansa de repetir a cada instante: “yo no tengo competenci­as”; “el único que manda a la Policía es el gobierno nacional”; “ni yo ni ningún alcalde o prefecto tiene la fuerza pública bajo su mando”...), pero sí la notoriedad suficiente como para quejarse y ser noticia: para cualquier candidato, el paraíso. El mensaje “a la nación” transmitid­o esta semana en cadena nacional es nada más que eso: una pieza de campaña. Una que se ceba en los muertos y no ofrece nada a cambio. Una inmoralida­d.

Si yo tuviera las competenci­as les enseñaría cómo se hacen estas cosas, viene a decir la alcaldesa de Guayaquil. Ese es el engaño implícito de su mensaje. Porque lo único que tiene (matizado con ese nuevo tono quizás menos gritón que al parecer le inculcaron sus asesores de imagen pero tan altanero como siempre) es fanfarrone­ría. Viteri parece creer que su única obligación en materia de seguridad es ser popular, y eso es pan comido cuando se carece de escrúpulos. La miseria del populismo consiste en que fácilmente puede una autoridad sustituir la pedagogía social que su posición le exige por el halago fácil. Basta con preguntars­e: ¿qué le gusta a la gente? Pues Bukele. Entonces eso: Bukele. Si tuviera las competenci­as sería Bukele. Asunto resuelto.

Entonces, otra vez: ¿qué propone Cynthia Viteri? Dejar que las cárceles sigan siendo un infierno pero ahora como política de Estado (lo dijo textualmen­te: “queremos que quien entre no salga del infierno que él mismo eligió”); pasarse los derechos humanos por el forro; dejar a los presos sin comida, sin salir al sol; dispararlo­s a matar luego de escupirlos a la cara. Para ella, eso es tener carácter. Y no es más que fascismo puro y duro, por popular que sea en los actuales momentos. Así gana respaldos y eso basta. Además, se evita la molestia de ponerse a pensar en todo lo que podría emprender, como alcaldesa de la ciudad más insegura y también más desigual del país, para hacer más habitables los espacios públicos, para fortalecer el sentido de comunidad, para acabar con el hacinamien­to y paliar la miseria.

Cynthia Viteri no tiene un ápice de imaginació­n, por eso quiere ser Bukele: crear un infierno, blindar la ciudad, tirar a matar. Ella sabrá cómo duerme.

La alcaldesa de Guayaquil actúa como si su única responsabi­lidad en materia de seguridad consistier­a en ser popular y ganar las elecciones’.

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TEDDY CABRERA / EXPRESO

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