Carmen Orellana, orgullosa de escribir una historia con el tejido de la macana
Esta azuaya aparece en la lista de los artífices de una técnica patrimonial
El tejido de la macana con la técnica del ikat es parte del patrimonio ecuatoriano. Carmen Orellana Rodas, de la comunidad de Bullcay (cantón Gualaceo), es una de las artesanas que mantiene la tradición como parte de su vida.
Ella recuerda que el tejido lo aprendió de su padre, y el diseño, de su madre. “Ellos fueron mis maestros cuando tenía 5 años; a los siete, ya había bordado un pantalón para su hermano. Al no contar con las herramientas necesarias, plantó dos palos en el suelo que servían de bastidor”.
Carmen se sabía talentosa y al terminar la escuela, a los 12 años, se dedicó a bordar bajo pedido de los clientes, quienes solicitaban flores y rosas para sus vestidos, y ella materializaba los deseos de inmediato.
Las capas bordadas eran su especialidad y recuerda tristemente que, siendo apenas una adolescente, otras personas tomaron sus bordados para participar en un concurso y ganaron el primer premio; nunca reconocieron, a la artista prematura, la autoría de su obra.
Soñaba con poder imprimir en un futuro su nombre en sus tejidos, para evitar que esto vuelva a pasar. En 2015, cuando el tejido de la macana fue declarado como patrimonio cultural inmaterial del Ecuador y se preparaba un reconocimiento a los artesanos, su nombre figuró en la lista de artífices en el tejido de la macana con la técnica ikat.
Días después, fue llamada al despacho de las autoridades de la ciudad de Cuenca y se le encomendó la tarea de urdir el ikat con que se fabricaría la casulla del papa Francisco, que preparaba su primera visita al Ecuador.
En su pequeño taller, Carmen, con dedicación, humildad y empeño, con cada tejido, se siente orgullosa de ser parte de la historia ancestral del tejido de la macana con la técnica más antigua, el ikat.