Diario Expreso

EL `ÉXODO amenaza a la minoría hindú

Muchos temen que se repita la huida que siguió al estallido de violencia en 1989 en la Cachemira india, incitado por grupos musulmanes secesionis­tas

- SHAH ABBAS EFE ■ SRINAGAR

Vivimos como prisionero­s, especialme­nte desde el 12 de mayo, cuando Rahul Bhat, un empleado hindú del departamen­to de Hacienda, fue asesinado en su oficina”.

AVINASH BHAT profesor hindú

La ola de asesinatos selectivos en la Cachemira india ha provocado la huida reciente de cientos de miembros de la minoría hindú, una crisis que amenaza con escalar hasta un nuevo éxodo masivo en esta región de mayoría musulmana.

Muchos temen que se repita el éxodo que siguió al estallido de violencia en 1989 en la Cachemira india incitado por grupos musulmanes secesionis­tas, que empujó a más de 75.000 hindúes de la región, conocidos como pandits, a huir a otras partes del país.

Más de 30 años después, pandits y otros hindúes que emigraron a la Cachemira india gracias a incentivos del Gobierno vuelven a abandonar la región, mientras que los que se quedan piden más seguridad, ante la incertidum­bre de quién será el próximo objetivo.

Solo en los últimos dos meses se produjeron nueve asesinatos por ataques selectivos, que incluyeron a pandits, a trabajador­es hindúes no cachemires, como maestros o empleados bancarios, o a policías.

La organizaci­ón Kashmiri Pandit Sangharsh Simiti (KPSS), formada por pandits que en el éxodo de los 90 optaron por permanecer en Cachemira, escribiero­n la semana pasada al jefe de justicia regional para solicitar mayor protección a las minorías religiosas.

Las autoridade­s indias aseguran haber tomado ‘estrictas’ medidas de seguridad en las colonias donde residen los hindúes, con despliegue­s de militares y puestos de control en los accesos, algo que ha desencaden­ado la claustrofo­bia entre los vecinos.

“Vivimos como prisionero­s, especialme­nte desde el 12 de mayo, cuando Rahul Bhat, un empleado hindú del departamen­to de Hacienda, fue asesinado en su oficina en el distrito de Budgam, en el centro de Cachemira”, dijo a Avinash Bhat, un profesor hindú.

Avinash formó parte de un comité de 23 miembros que se reunió con el gobernador regional, Manoj Sinha, para tratar de buscar una solución a los problemas de los pandits en la región.

“Desafortun­adamente no salió nada” del encuentro, lo que llevó a unos 2.000 migrantes hindúes a abandonar la región a mediados de mayo, sin preocupars­e incluso por sus empleos, agregó.

Los que decidieron quedarse, añade, no se atreven a salir, confinados en sus casas por temor a los ataques.

El Gobierno de la región, que la India y Pakistán se disputan desde la independen­cia del subcontine­nte del Imperio británico en 1947, estableció también varios asentamien­tos de tránsito para acomodar a los pandits que no tienen alojamient­o en Cachemira.

Satish Mahaldar, el líder pandit de la organizaci­ón Reconcilia­ción, Rehabilita­ción y Retorno de Migrantes (RRRM), que trabaja para ofrecer ayuda a los migrantes en Cachemira sin importar su religión, tildó a las autoridade­s de la región de ‘ignorantes’ e ‘incompeten­tes’ por no involucrar­se lo suficiente.

Los ataques selectivos contra miembros de la minoría hindú han ido en aumento desde que en agosto de 2019 el Gobierno liderado por el partido nacionalis­ta hindú BJP retiró el estatus de semiautono­mía a Cachemira.

El Gobierno del primer ministro indio, Narendra Modi, justificó la medida como un modo de impulsar el desarrollo, al permitir ahora el asentamien­to de empresas o individuos de fuera de la región, algo que impedía su estatus especial, pero los críticos ven un modo de cambiar la demografía de este territorio de mayoría musulmana.

“La derogación del estatus especial no ha cambiado nada, más bien ha empeorado la situación y Cachemira se ha convertido en un patio de recreo para todos los actores regionales”, dijo Mahaldar, que lamentó que las autoridade­s no entiendan “el problema”.

Algunos pandits creen que los cachemires, independie­ntemente de sus creencias religiosas, se han convertido en “carne de cañón” para los grupos terrorista­s, por lo que todo el mundo está en peligro.

“Junto con los pandits y los (migrantes) no autóctonos, los ciudadanos musulmanes locales también están siendo asesinados”, relató Jawahar Lal, un pandit que reside en el sur de Cachemira, en relación a la violencia terrorista en la región y la respuesta, a veces desproporc­ionada, de las fuerzas de seguridad.

PRECAUCIÓN

Las autoridade­s indias aseguran haber tomado `estrictas' medidas de seguridad en las colonias donde residen los hindúes para evitar más actos de violencia.

 ?? FAROOQ KHAN / EFE ?? Rechazo. Miembros de la organizaci­ón Reconcilia­ción, Rehabilita­ción y Retorno de Migrantes protestan en Srinagar.
FAROOQ KHAN / EFE Rechazo. Miembros de la organizaci­ón Reconcilia­ción, Rehabilita­ción y Retorno de Migrantes protestan en Srinagar.

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