Mejor sería una de vaqueros
■ Los SS del Tercer Reich eran unas monjitas de la caridad al lado de la fuerza pública de Guillermo Lasso, un monstruo apocalíptico que se ha ganado un lugar en la galería de la infamia, probablemente entre Adolfo Hitler y el conde Drácula. Por lo menos ahí fue donde lo pusieron este fin de semana los asambleístas del correísmo y Pachakutik. Ellos no ahorran pinceladas de color a la hora de contarle al país la película de ficción que han decidido proyectar como si de un documental se tratase. Son sanguinarios los policías ecuatorianos: disparan perdigones contra niños indefensos, asesinan “a sangre fría” (son palabras de Mireya Pazmiño, que seguramente sabrá cómo demostrarlas), torturan, organizan hordas de ciudadanos racistas para que disparen a los indígenas (tal cual), “atacan a nuestros guaguas”, son obedientes ejecutores de una “masacre al pueblo ecuatoriano” que la correísta Sofía Espín compara con la del 15 de noviembre de 1922: o sea que ha matado a miles. En suma: han perpetrado “crímenes de lesa humanidad” bajo las órdenes de un presidente “fascista” (no podía faltar este apelativo, estaba cantado). Bueno es el casting de la película: los actores han sido seleccionados en función de su capacidad de expresar las características psicológicas de sus personajes. Al que hace de presidente, por ejemplo, “se le nota la avaricia, la maldad, la crueldad en el rostro”, según feliz descripción de Pierina Correa. Y no faltan escenas ineludibles del género bélico. La del búnker, por ejemplo: en el momento más dramático vemos al presidente, “escondido y disfrazado de camuflaje, disponiendo la represión”, como lo cuenta Viviana Veloz. En los pasillos de la Asamblea circula un secreto a voces: la próxima del correísmo será una de vaqueros.