Indígenas inquietos por falta de resultados del diálogo
Los manifestantes no pudieron ingresar al centro de Quito
Las primeras horas afuera del Liceo Matovelle, en Quito, fueron de alegría. Un equipo de sonido sobre una camioneta animaba a los manifestantes. “La lucha es del pueblo”, gritaban. La gente bailaba y repartía tostado.
Pero conforme las horas pasaban, los rumores comenzaron a circular. Los grupos violentos arribaron y los grupos correístas se encargaron de agitar los ánimos.
Primero fueron tres mujeres que gritaban: “¡Fuera, Lasso, fuera!”. Después llegaron más manifestantes que comenzaron a gritar “¡Que salga Iza!”.
Estas personas lanzaban consignas para evitar el diálogo. Pedían que el presidente de
la Conaie saliera, que no tenía que “mendigar” nada.
“Muerte cruzada”, gritaban los correístas. Algunos eran indígenas de la Fenocin.
Un papel fundamental para la desinformación fueron las cadenas de Whatsapp. Mediante mensajes, la gente recibió mensajes de que el diálogo se había roto y que el presidente Guillermo Lasso había encarcelado a los indígenas de Shushufindi. “¿Qué hacemos compañeros?”, preguntaba la gente.
Los más cercanos a Iza pedían que no hicieran caso a rumores y que se mantuvieran en sus puestos. Esto es resguardando el perímetro en donde se llevaba adelante el diálogo en el segundo día.
Una grupo violento, de unas 15 personas, bloqueó la calle Vargas y Caldas. Obligaron a los comercios a cerrar sus locales y empujaron a un vendedor de la tercera edad que ofrecía helados de paila. En cambio, la mayoría de manifestantes, unos 300, permanecían impávidos mirando la violencia que ejercía el otro grupo.