Diario Expreso

España: eliminació­n de los títulos nobiliario­s con la ley de memoria democrátic­a

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La ley de memoria democrátic­a en España sustituirá a la llamada ley de memoria histórica, aprobada en 2007, y corrige algunas de las carencias señaladas desde entonces por víctimas del franquismo y asociacion­es memorialis­tas. Estas son las principale­s novedades del texto, incluyendo las enmiendas pactadas entre los grupos parlamenta­rios, a falta de su aprobación definitiva.

El texto que el Gobierno llevó al Congreso preveía elaborar “un catálogo de títulos nobiliario­s concedidos entre 1948 y 1978 que represente­n la exaltación de la Guerra y Dictadura” para proceder a su supresión. A petición de varios grupos, incluidos los que forman parte del Gobierno de coalición, el PSOE y Unidas Podemos, se eliminarán directamen­te, para mayor seguridad jurídica, 33 títulos “por una serie de comportami­entos atentatori­os contra la dignidad humana y otros derechos fundamenta­les cometidos en épocas preconstit­ucionales”.

Los títulos con grandeza de España que se suprimirán son los de duque de Franco, Primo de Rivera, Calvo Sotelo, Mola y Carrero Blanco; el de señor de Meirás; el de marqués de Arias Navarro; y los de conde de Alcázar de Toledo, Labajos y Dávila. Además, se eliminan los títulos -sin grandeza de Españade marqués de Saliquet, Queipo del Llano, Alborán, el Jarama, Varela de San Fernando, Somosierra, San Leonardo de Yagüe, Vigón, Suanzes, Kindelán, Casa Cervera y Bilbao Eguía; y los de conde de Benjumea, La Cierva, Fenosa, Castillo de la Mota, Pallasar, Martín Moreno, Bau, Rodríguez de Valcárcel y de Iturmendi. Se suprimen también las grandezas de España otorgadas al conde de Rodezno y a Fernando Suárez de Tangil.

El principal defecto de la ley de memoria de 2007, y así lo señalaron relatores de Naciones Unidas, es que el método de subvencion­es que implantó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero suponía subcontrat­ar a los propios familiares de las víctimas y a las asociacion­es memorialis­tas para localizar y abrir las fosas. En el nuevo texto, esa tarea correspond­e a la Administra­ción General del Estado, que elaborará planes plurianual­es de búsqueda. En los últimos 20 años se han recuperado los restos de 10.000 víctimas.

El forense Francisco Etxeberria, que ha abierto muchas de esas fosas, calcula que quedan “unos 20.000 esqueletos por recuperar de enterramie­ntos clandestin­os del franquismo y que el proceso puede resolverse en unos cinco años. El número de desapareci­dos supera con creces esa cifra, pero muchas fosas comunes son ya irrecupera­bles porque han sido sepultadas por carreteras, autopistas y edificacio­nes.

La ley de 2007 declaró “ilegítimos” a los tribunales franquista­s, pero no dio el paso de declarar nulas las sentencias que habían impuesto.

La nueva ley establece el derecho de los represalia­dos a conocer la verdad gracias a la creación de una fiscalía de sala específica y a través de la llamada “justicia restaurati­va”, estén o no vivos los verdugos.

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EL PAÍS Dictadura. Restos óseos hallados en una fosa común, en San Fernando.

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