Pacientes y médicos alertan de riesgo por cambio de medicina
En ciertas enfermedades y casos, el reemplazo del fármaco habitual produce un efecto negativo Doctores recomiendan asegurarse de su bioequivalencia
Josthin, de diez años de edad, dejó ya de asistir a la escuela y perderá el año académico debido a los continuos y graves problemas de salud que ha sufrido, que incluso lo llevaron a estar internado trece días en una unidad de cuidados intensivos y cuya causa sus padres atribuyen precisamente a la medicina que debía evitar que esto ocurriera.
El reemplazo de ciertos medicamentos por genéricos o por otras marcas, sea para abaratar costos o para suplir la falta de medicinas, causa el rechazo y la advertencia de grupos de pacientes de ciertas enfermedades como la miastenia gravis o quienes han recibido trasplantes, debido a que ese cambio puede tener efectos negativos.
Una prueba de ello es el caso de Josthin. El menor padece de miastenia gravis, una de las enfermedades raras o huérfanas que se caracteriza por debilidad muscular y fatiga extrema, caída del párpado y dificultad para tragar y hablar. Aunque vive con su familia en una comuna de la parroquia Manglaralto, de la provincia de Santa Elena, se atiende en el Hospital del Niño Francisco de Icaza Bustamante, de Guayaquil.
Según su padre, Víctor Bailón, la causa de la complicación médica que sufrió su hijo es el reemplazo de la medicina que habitualmente le entregaban en el hospital para el control y tratamiento de la enfermedad.
El menor toma piridostigmina, prednisona y micofelonato. El padre aduce que el 3 de mayo le cambiaron el primero por un genérico y que a los pocos días su hijo presentó fiebre, dolor de cabeza, debilidad extrema y que no podía comer.
Con los días y a medida que tomaba la medicina seguía empeorando, por lo que a fines de mayo lo volvió a llevar al hospital y el especialista recomendó su urgente hospitalización.
De igual modo, según afirma Bailón, el médico tratante prohibió que siga tomando el genérico y dispuso que retomara el medicamento anterior. Algo que el padre tuvo que costear de su bolsillo, hasta la próxima consulta en este mes.
En el mercado, el primero tiene un costo promedio de 50 dólares las 20 pastillas, que le alcanzan para menos de una semana. El genérico, en cambio, promedia los 35 dólares,
Bailón ha hecho un pedido formal al hospital, a través de una carta, para que le vuelvan a entregar el medicamento inicial a Josthin. Y aduce que el de su hijo no es el único caso que se presentó por el cambio.
Así lo corrobora Martha Vera, presidenta de la Fundación Nacional de Miastenia Gravis, quien sostiene que la causa es la ‘mala calidad’ del genérico.
Este Diario consultó al hospital sobre este tema, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta. Quien sí respondió fue el médico y también paciente de miastenia gravis, Walter Villarreal, quien recomienda asegurarse de la total bioequivalencia del genérico antes de recetarlo, para garantizar un efecto terapéutico igual.
Él mismo da testimonio del riesgo cuando esto último no ocurre: “En 2017 el IESS me dio
piridostigmina de industria de la India y casi me muero. Tuvieron que internarme urgente para tratarme, pues sufrí una descompensación por culpa del genérico de mala calidad cuya bioequivalencia pésima obligó a retirarlo del stock”.