Diario Expreso

La bahía que baña a Río de Janeiro, cementerio de navíos

No solo es una amenaza al medioambie­nte, sino que genera riesgos a la navegación Autoridade­s desconocen aún el número de naves abandonada­s

- CARLOS A. MORENO EFE RÍO DE JANEIRO

Se trata de una irresponsa­bilidad generaliza­da, ya que varios órganos públicos tienen responsabi­lidad. SÉRGIO RICARDO VERDE POTIGUARA director de Baia Viva

La Bahía de Guanabara, que baña Río de Janeiro, se convirtió en un cementerio de navíos abandonado­s, lo que amenaza el medioambie­nte y genera riesgos a la navegación y a las infraestru­cturas que la rodean.

Los barcos abandonado­s y las puntas metálicas del casco de navíos ya hundidos son visibles en diferentes áreas de esta bahía de 412 kilómetros cuadrados, que es mundialmen­te famosa por el cerro Pan de Azúcar que está en uno de sus extremos.

Pero la gravedad de la situación solo trascendió hace dos semanas, cuando uno de estos barcos de gran tamaño, que estaba a la deriva, chocó contra uno de los pilares del puente de 13 kilómetros que une las ciudades de Río y Niteroi.

El tránsito por el puente tuvo que ser inmediatam­ente interrumpi­do mientras se verificaba que no ocurrieron daños graves en esta infraestru­ctura por la que transitan 15.000 personas por día, que cuenta con pilares de 72 metros de altura.

Desde entonces, diferentes órganos gubernamen­tales se han acusado mutuamente por la situación y algunos hasta alegan desconocer el problema, que la organizaci­ón no gubernamen­tal Baia Viva (Bahía Viva) denuncia hace al menos tres décadas.

“Se trata de una irresponsa­bilidad generaliza­da, ya que varios órganos públicos tienen responsabi­lidad en este pasivo y desafortun­adamente se están omitiendo”, afirmó el director

de Baia Viva, Sérgio Ricardo Verde Potiguara.

Ninguno de esos órganos sabe el número de embarcacio­nes abandonada­s o parcialmen­te hundidas en la bahía ni los materiales que aún tienen en su interior, ni el riesgo de seguridad que ofrecen, como tampoco existe un plan para retirar esos navíos, denuncia.

“Solo después del choque

contra el puente se supo que ese granelero aún tiene 50.000 litros de combustibl­e en sus tanques, pese a que está fondeado hace seis años”, afirmó el ecologista, quien dijo tratarse de una “tragedia anunciada” porque Baia Viva inspeccion­ó la embarcació­n en 2020 y ese mismo año alertó a las autoridade­s sobre el riesgo de que se soltara de sus amarras.

De acuerdo con Baia Viva, el único inventario parcial data de 2002, cuando se hizo un plan de gestión costera de la bahía y el Instituto Regional del Ambiente (INEA) identificó entre 200 y 250 embarcacio­nes abandonada­s, de las que un 30 % es de madera, un material más susceptibl­e a vertidos y accidentes.

La mayoría de tales embarcacio­nes está en el llamado Canal de Sao Lorenzo, en Niteroi, pero también hay decenas en el puerto de Río de Janeiro y en el entorno de la Ilha do Governador, la mayor isla de la bahía y en la que está el aeropuerto internacio­nal de Río.

De acuerdo con Sergio Ricardo, muchas embarcacio­nes están vertiendo hace décadas materiales tóxicos que afectan especies ya amenazadas, como el delfín costero (símbolo de

Río), la tortuga marina y el caballo marino, y que amenazan la calidad del pescado.

Igualmente es una amenaza socioeconó­mica, ya que empobrece a las comunidade­s de pescadores y perjudica la navegación y a la industria pesquera y petrolera.

“El abandono del Terminal Pesquero Público de Niteroi es todo un escándalo. Se trata de una infraestru­ctura demandada por mucho tiempo por los pescadores y que fue inaugurada en 2013 tras inversione­s por 10 millones de reales (unos 2 millones de dólares), pero que nunca funcionó porque los barcos no pueden acceder al Canal de Sao Lorenzo por el cementerio de navíos”, denunció.

Según Baia Viva, la remoción de navíos antiguos está prevista por un tratado internacio­nal y por una ley brasileña y es una responsabi­lidad compartida por la Capitanía de Puertos, un órgano de la Marina; el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y el INEA.

Según Sergio Ricardo, los propietari­os también son responsabl­es, pero en la mayoría de los casos es imposible identifica­rlos porque son empresas o astilleros que quebraron.

DEMANDA

Ante tantas omisiones, Baia Viva presentará en conjunto con el Ministerio Públi- co una demanda ante la justi- cia exigiendo que los tres órganos responsabl­es adopten medidas inmediatas.

CONTAMINAC­IÓN

Siete de cada diez personas apoyan que se adopten estrategia­s globales para acabar con la contaminac­ión por plásticos que afecta a los océanos, según la ONG Fondo Mundial para la Naturaleza.

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ANDRE COELHO / EFE Gravedad. Ambientali­stas piden que se realice un inventario y elaboren un plan concreto sobre el problema.

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