Los límites de tiempo en Instagram y Tiktok no sirven para reducir el uso
Monitorear el comportamiento del usuario sería insuficiente
Tiktok fijó un límite predeterminado de 60 minutos para todos los menores de 18 años. Otras redes y sistemas operativos también tienen funciones similares y dejan en manos de usuarios la opción de recibir una notificación cuando se alcanza al límite de tiempo autoimpuesto. Sin embargo, a pesar de las buenas intenciones, esas herramientas pueden tener un efecto adverso: en lugar de reducirlo, incluso incrementarlo.
Es lo que sugiere un estudio preliminar llevado a cabo por investigadores estadounidenses de las universidades de Duke y de Delaware sobre la efectividad de establecer límites de tiempo en redes sociales o de videojuegos. En uno de los experimentos, los participantes utilizaron Tiktok libremente y, tras algunos días, se les pidió que establecieran un límite diario para ellos mismos dentro de la aplicación. Los resultados demostraron que, de media, los usuarios pasaron un 7% más de tiempo el día después de establecer el límite, que la mayoría fijó en 60 minutos.
Los investigadores comparan este efecto contradictorio con el que se produce cuando una persona establece un presupuesto para gastar en cosas no esenciales, como vestimenta u ocio. Al decidir destinar cien euros (107,99 dólares) al mes en ropa, existe una tendencia de gastarlo por completo e incluso un poco más. Eso sucede porque queda entendido intuitivamente que tal presupuesto está reservado para esa acción, por lo que no genera un sentido de culpa al usarlo. Y superarlo “costará menos psicológicamente”, explica el estudio. Del mismo modo, fijar tantos minutos u horas para Tiktok o Instagram influye en que el usuario piense “tengo este tiempo para esta actividad” y, por consiguiente, estará más dispuesto a dedicarlo. El propósito es reducir el tiempo invertido, esta estrategia solo tendrá oportunidad de ser efectiva si establece límites bajos, como de menos de 30 minutos diarios.
El psicólogo sanitario José Tamayo Hernández cree que a pesar de la mayor conciencia colectiva sobre los efectos negativos de estar demasiado tiempo ante la pantalla, no siempre la percepción influye para controlar el uso, de manera que no interfieran en otras ocupaciones. “Es muy fácil ignorarlos si la persona no está suficientemente motivada respecto al cambio de comportamiento y concienciada de los inconvenientes que está generándole”, detalla.