Diario Expreso

Puede desbordars­e la CÁRCEL DE FUJIMORI

El expresiden­te peruano debió pasar, en este último año, de imaginarse en libertad a temer que su exclusiva prisión pudiera quedarse sin espacio

- CARLA SAMON ROS EFE LIMA

El expresiden­te peruano Alberto Fujimori debió pasar, en este último año, de imaginarse en libertad a temer que su exclusiva prisión pudiera quedarse sin espacio, tras ver frustrada su excarcelac­ión y recibir a Pedro Castillo como nuevo reo, mientras espera la probable llegada de Alejandro Toledo.

Tal día como hoy hace un año, el Tribunal Constituci­onal (TC) peruano restituyó el indulto humanitari­o otorgado a Fujimori en 2017 por el entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski y ordenó su liberación de Barbadillo, el penal que desde 2007 lo alberga como único recluso.

Ese fallo del TC, sin embargo, fue invalidado semanas después por la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos (Corte IDH) y, así, el patriarca de la familia política más sonada del país no pudo abandonar la cárcel donde, en principio, deberá permanecer hasta 2033, cuando tenga 95 años.

Segurament­e en ese entonces, Fujimori no anticipó que acabaría tan temprano compartien­do recinto con Castillo, quien en 2021 derrotó en las urnas a su hija y heredera política Keiko Fujimori, aunque la idea de tener nuevos inquilinos procedente­s de las más altas esferas del poder no podía ser tan lejana en un país donde ser mandatario conlleva un alto riesgo de acabar mal.

Y es que casi todos los que ocuparon el sillón presidenci­al de Perú desde el fin del régimen militar en 1980 han terminado investigad­os, arrestados o encarcelad­os, a excepción de Fernando Belaunde Terry (19891985) y los interinos Valentín Paniagua (2000-2001) y Francisco Sagasti (2020-2021).

Por encima de todos, destaca Fujimori, quien cumple una condena de 25 de años de prisión por delitos de lesa humanidad y por la gigantesca red de corrupción que, junto a su asesor Vladimiro Montesinos, instauró en el aparato estatal.

Con varias condenas en su haber y juicios aún activos, Fujimori fue sentenciad­o por haber amparado desde el poder el asesinato de 25 personas, a manos del grupo militar encubierto Colina en Barrios Altos (1991) y La Cantuta (1992).

El padre de la tres veces excandidat­a presidenci­al cumple su condena en Barbadillo, el penal creado especialme­nte para él dentro de la sede de la Dirección de Operacione­s Especiales (Diroes) de la Policía Nacional, en el distrito limeño de Ate, a unos 20 kilómetros del Palacio de Gobierno.

En la conocida popularmen­te como “cárcel presidenci­al”, el hombre que gobernó Perú con mano de hierro entre 1990 y 2000 no tiene celdas, sino estancias, cuenta con asistencia médica e incluso con un jardín, en un país donde el hacinamien­to y la insalubrid­ad es el denominado­r común en las presas de su libertad.

Según datos del Instituto Nacional Penitencia­rio (INPE), ese penal puede albergar hasta dos internos, un cupo que cubre preventiva­mente desde diciembre pasado Castillo, mientras es investigad­o por su fallido autogolpe de Estado y otros casos de corrupción.

La del maestro de escuela rural no era la primera visita que recibía Fujimori, pero sí la primera de alguien que llegaba para quedarse, al menos por un buen tiempo.

Si no hay imprevisto­s, Castillo pasará los próximos 18 meses preparando su defensa a pocos metros del matemático de origen japonés al que, a los ojos de muchos, emuló hace poco más de tres meses al anunciar -en su caso, sin éxito- el cierre del Parlamento.

A diferencia de Fujimori, él “no tiene privilegio­s”, pues “solo tiene una cama, una mesita” y acceso a “un jardín que está seco”, según reveló el congresist­a Pasión Dávila.

Prácticame­nte todos los presidente­s peruanos que siguieron a Fujimori están procesados desde 2016 por el caso Odebrecht, la constructo­ra brasileña que sobornó a altos funcionari­os en una docena de países de Latinoamér­ica para ganar millonaria­s adjudi

COMPAÑÍA Por un fallido intento de autogolpe en el país, el exmandatar­io Pedro Castillo amaneció el jueves 8 de diciembre de 2022 en la cárcel Barbadillo junto a Alberto Fujimori.

caciones de obras públicas.

Como una suerte de virus, la turbia influencia del caso Odebrecht llegó en forma de acusacione­s a los expresiden­tes Kuczynski (20162018), Ollanta Humala (2011-2016), el fallecido Alan García (1985-1990 y 2006-2011) y Toledo (2001-2006). Este último podría convertirs­e en el nuevo vecino de Fujimori y Castillo en Barbadillo al estar imputado por haber recibido unos 34 millones de dólares en sobornos de Odebrecht mediante un entramado de sociedades en paraísos fiscales a través de las cuales adquirió millonaria­s propiedade­s inmobiliar­ias en Perú.

Desde California, donde ha residido los últimos años, Toledo está ahora pendiente de que se resuelva un recurso de apelación que interpuso contra la extradició­n que le concedió el 23 de febrero pasado el Departamen­to de EE.UU.

El exmandatar­io, quien seguirá en libertad bajo fianza hasta que se resuelva dicho recurso, está imputado en su país por haber recibido unos 34 millones de dólares de la constructo­ra brasileña Odebrecht, mediante un entramado de sociedades en paraísos fiscales a través de las cuales adquirió millonaria­s propiedade­s inmobiliar­ias en Perú. En concreto, Toledo ha sido investigad­o por la presunta comisión de los delitos de lavado de activos, colusión y tráfico de influencia­s, con relación a contratos concedidos a Odebrecht para la construcci­ón de la Ruta Interoceán­ica entre Brasil y Perú.

El exmandatar­io fue detenido en 2019 en California y estuvo 8 meses en prisión por riesgo de fuga, aunque pasó a arresto domiciliar­io en marzo de 2020, con el estallido de la pandemia de la COVID-19.

Pese a tener capacidad para dos inquilinos, el presidente del INPE, Federico Llaque, aseguró en declaracio­nes al Canal N que “si le correspond­iera (a Toledo), si fuera calificado a Barbadillo, también hay espacio para uno más”. Así, la “cárcel presidenci­al” podría empezar a quedarse pequeña, multiplica­ndo las posibilida­des de que esos tres hombres que un día sirvieron al Perú hoy se crucen por alguno de los pasillos que, seguro, miles de curiosos quisieran que hablaran.

Si le correspond­iera (a Toledo), si fuera calificado a Barbadillo, también hay espacio para uno más en la cárcel

FEDERICO LLAQUE Presidente del INPE

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LUIS ÁNGEL GONZALES / EFE Lima. El expresiden­te Alberto Fujimori se encuentra en el Penal de Barbadillo, ubicado en el distrito de Ate.
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Presidenci­a. Fujimori gobernó el país desde 1990 hasta 2000.

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