Más de 10 millones de árboles nuevos: el amplio plan que reforesta los Andes
Acción Andina recupera una vegetación clave para proteger el agua
Dependiendo del país, esta especie tiene un nombre diferente. En Perú, se la conoce como queñual, queuña o queñoa. En Bolivia, como kewiña. En Ecuador, como yagual; y en Argentina, tabaquillo. Se llame como se llame, Polylepis es un género altoandino que comprende hasta 45 especies de árboles y arbustos, distribuidos por todos los Andes sudamericanos, desde Venezuela hasta la Patagonia, y que se encuentran hasta a 5.000 metros sobre el nivel del mar. A pesar de ser poco conocido, y de que sólo queda un 5% de su población autóctona, el queñual, con sus troncos retorcidos, se ha convertido en protagonista de una inspiradora historia para proteger el agua en la región. En 2000, inspirado por las costumbres ancestrales de las comunidades de su Cusco natal, en los Andes peruanos, el biólogo Constantino Aucca creó Ecoan, una ONG que promueve la conservación de especies amenazadas y ecosistemas andinos en riesgo. Desde entonces, la organización ha reforestado 4,5 millones de plantas en 16 zonas protegidas, implicando en el proceso a 37 comunidades andinas. La incansable labor de Aucca llamó la atención de Florent Kaiser, un ingeniero forestal francoalemán que había trabajado en proyectos de conservación a gran escala en todos los continentes. De visita en Perú en 2018, Aucca invitó a Kaiser a una de las primeras ediciones del Queuña Raymi, un festival en el que las comunidades de Cusco se dedican a reforestar esta especie. Al ver a 700 personas de todas las edades participando en esta tradición ancestral, el ingeniero tuvo claro que era el tipo de iniciativa con la que llevaba tiempo deseando comprometerse.
Cuando una de las actividades de reforestación llegaba a su fin y el festival se convertía en un ambiente festivo de cantos y bailes, Kaiser preguntó a Aucca cuál era su sueño. Sin dudarlo, respondió: “Extender esta idea por todos los Andes”. Y así nació su colaboración. Ese mismo año, para ayudar a financiar las ambiciones de reforestación de Aucca, Kaiser creó la ONG estadounidense Global Forest Generation (GFG) y buscó financiación en todo el mundo. Con la intención de hacer realidad los sueños del biólogo cusqueño de reproducir el trabajo de Ecoan en distintos países, juntos cofundaron una nueva organización: Acción Andina. En la actualidad, Acción Andina opera en Perú, Argentina, Ecuador, Bolivia y Chile. Desde 2018, según los informes, han plantado casi 10 millones de árboles, restaurado más de 4.000 hectáreas de bosques andinos y protegido más de 11.000 hectáreas de bosques nativos. En toda la cordillera de los Andes, las extensiones de queñual autóctono se han visto sometidas a la presión de la deforestación, que ha dejado paso a la ganadería o se ha talado para utilizarlo como leña. La corteza del árbol también se ha utilizado con fines medicinales. Todo ello a pesar de su gran importancia para el medio ambiente: “Desempeña un papel fundamental en el control del clima y la seguridad hídrica”, afirma Aucca. Las raíces del queñual pueden anclarse incluso en terrenos pedregosos, ayudando a evitar la erosión del suelo, pero también favoreciendo la formación de musgos y hierbas, que retienen la humedad y captan el agua de lluvia. Los bosques de Polylepis pueden contribuir a crear importantes reservas de agua, pues su captación de lluvia y humedad en el nivel del suelo más su captura de niebla a la altura de las ramas los convierte en reservorios naturales que mejoran la distribución de agua hacia los arroyos. El queñual también crece cerca de los bordes de los glaciares.
EL DETALLE
Propuesta. Para plantar los esquejes, las comunidades se organizan para movilizar su mano de obra, al estilo de la “minka” inca un sistema de trabajo familiar.