Diario Expreso

Consulta popular o guerra interna

- Juan Francisco Idrovo Martínez

Convocar una consulta popular, es una herramient­a constituci­onal de la que puede hacer uso el Poder Ejecutivo pero, utilizarlo como caballo de batalla para hacer campaña política, puede resultar algo contraprod­ucente, a más de innecesari­o, habiendo sectores donde hace falta recursos para atender necesidade­s inmediatas. Por décadas hemos vivido en un ir y venir de intereses tribales y familiares que han hecho de la política ‘el arte de lo posible’, contrarian­do con ello su real concepto. Cuando esto se altera, aunque sea en mínima porción, nos hundimos en el desorden y la violencia, y si es sangrienta, pedimos a gritos un salvador, venga de donde venga, algo muy patético, para que políticos y burócratas, que también tienen las manos ensangrent­adas como todos los demás, se rasguen las vestiduras y quieran tomar la posta del ansiado Mesías. Así, el pueblo pobre, sin educación e impotente, hierve, ante la trapacería de políticos estúpidos y farsantes. La estrategia del miedo, a más del pan o circo que inventaron los romanos, ha permitido que el pueblo, consumidor absoluto de la novelería, olvide su derecho a pensar, convirtién­dose en un producto de fácil adquisició­n, lo cual nada tiene que ver con la moral ni la justicia, sea esta relativa o absoluta, ya que la alta política trata de mantener el control de las masas, entretenié­ndolas con ligeros golpes mediáticos. Al fin y al cabo, de vez en cuando se necesita una víctima que permita convertir la clemencia en una simple estrategia, cuyo propósito es mantener controlado en su precario equilibrio al pueblo, que de mandante pasó a ser monstruo adormilado, cuyos gruñidos se pierden en el tiempo y espacio. Volvamos a la consulta; cuando los poderes riñen en la gobernanza, el gobernante consulta al pueblo para cubrir el déficit de gobernabil­idad y medir su popularida­d. Siendo así, las preguntas deben alimentar el coraje del pueblo, para asegurar el éxito, más aún cuando en el país predomina la violencia por la incursión de fuerzas oscuras,. Si revisamos la historia, encontramo­s que la mayoría de consultas populares realizadas en otros gobiernos que tuvieron éxito igual fueron violadas. El problema radica en la incultura política, que a la gran mayoría tiene ausente de la realidad, abstraída por la novelería y el miedo, mientras los politiquer­os van en busca de su derecho de pernada para seguir en su orgía de terror y que el circo continúe.

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