Diario Expreso

El recorte del Estado y los genios atrasa pueblos

- MARTÍN PALLARES colaborado­res@granasa.com.ec

El país está lleno de genios. Tienen un dogma de fe irrebatibl­e según el cual achicar el Estado es el único camino válido y posible para solucionar el déficit fiscal del país que llega a casi siete mil millones de dólares y que, como si fuera poco, tiene que cerrarse hasta marzo. De subir el IVA a un nivel promedio en la región no aceptan ni hablar, como tampoco quieren hablar de la eliminació­n de los subsidios a los combustibl­es fósiles. Para ellos solo hay una fórmula: achicar el Estado. Pero estos genios tienen una particular­idad: cuando se les pide que digan con exactitud dónde se puede achicar el gasto y qué significa ese recorte responden con un silencio digno de monjes tibetanos. En realidad, en esta controvers­ia que hay por la angustiosa necesidad de captar recursos para cerrar el déficit e impedir que la dolarizaci­ón colapse, ninguno de los genios ha podido decir cómo y dónde se debe achicar al Estado. Además, las cifras y la realidad indican que están más perdidos que cangrejos en Siberia. De acuerdo con el presupuest­o del Estado, de los $ 10.150 millones anuales que cuesta el funcionami­ento del sector público, $ 3.950 millones, es decir el 40 % está destinado al sector de la Educación, lo que se explica en parte por la decisión de la Corte Constituci­onal de poner en vigencia una ley hecha por los mismos genios del achicamien­to. Luego está el sector de la Salud con $ 1.800 millones, lo que representa alrededor del 20 %, mientras que Policía y Defensa cuestan juntas $ 2.900 millones. El sector de Justicia significa, finalmente, $ 500 millones anuales. Es decir, entre todos estos sectores se suma

Cuando se les pide que digan con exactitud dónde se puede achicar el gasto y qué significa ese recorte, responden con un silencio digno de monjes tibetanos.

el 90% del presupuest­o estatal. ¿Cómo hacer los cortes ahí? Quizá existe alguna fórmula viable pero los genios no la han revelado. En realidad, todo lo que son ministerio­s, organismos estatales y gastos sociales cuestan algo menos de $ 1.000 millones, es decir algo por debajo del 10 %. Por lo tanto, si se borran del mapa los ministerio­s, la Asamblea, la Función Electoral y otros organismos se podría ahorrar mil millones de dólares, lo que no alcanza ni de chiste para solucionar el problema. Eso sin contar la millonada que costarían las indemnizac­iones laborales y la consecuent­e desaparici­ón del Gobierno.

Si el Ecuador no se libera de estos geniecillo­s de la política y la opinión pública, jamás podrá sacudirse de los dogmas atrasa pueblos que lo aquejan.

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