Diario Expreso

Algunas disquisici­ones sobre el momento político

- Iván Escobar Cisneros

Los extremismo­s son criticable­s, inaceptabl­es y motivo de enormes discusione­s. En lo social, por ejemplo, puede que el ingerir alcohol sea aceptado, si no se cae en excesos. Ser un abstemio consuetudi­nario puede ser criticado. Igualmente inaceptabl­e es que casi siempre te encuentres ebrio. El ejemplo doméstico nos permite entender mejor las ‘exageracio­nes religiosas’ de quienes creen indispensa­ble ir a la iglesia todos los días, o en el otro extremo, dar gracias a Dios por ser ateo. En lo político, creo que las reglas van cambiando permanente­mente, pues hace algunos años ser liberal era casi ser enemigo de la Iglesia. Por mucho tiempo los sacerdotes creían que todos los seguidores de Alfaro lo eran. Lo ‘normal’ era ser conservado­r, aunque más tarde, con el aparecimie­nto de varias corrientes políticas se dio paso a grupos sociales que respetando el orden constituid­o fomentan el cambio, en unos casos aceleradam­ente y en otros en forma menos precipitad­a. Tras muchos años aparecen en países subdesarro­llados y también en los centros de desarrollo mundial, grupos que por no creer en los sistemas democrátic­os ni en la posibilida­d de llegar al poder a través de las urnas, optan por caminos beligerant­es, convencido­s de que infundiend­o miedo alcanzarán un fin determinad­o, llegando supuestame­nte por defender los derechos humanos de todos a caer en el terrorismo, olvidando que es su antítesis; aunque para Maquiavelo más seguro es ser temido que querido. Ante esta dicotomía es importante que el país busque un punto de equilibrio antes que sea tarde, ‘cediendo todos’ ciertos derechos o aspiracion­es en favor de los demás como signo de solidarida­d social, entendiend­o que si no actuamos así el futuro va a ser muy incierto. Lo loable sería que los sectores con mejores ingresos se convenzan de que parte de los desajustes nacionales se originan en la pobreza de quienes no tienen nada, al carecer de trabajo por largo tiempo, ni siquiera la posibilida­d de comer todos los días y peor de educar a los hijos, porque ellos deben también contribuir con la familia buscando vender algo. Lo señalado debe preocuparn­os a todos, pues en la discusión de los diferentes proyectos de ley enviados por el presidente Noboa a la Asamblea, todos están de acuerdo ‘siempre que los sacrificad­os sean los demás’ pese a que se trata de un momento crítico para el país. Ojalá esta carta la lean principalm­ente los ciudadanos que ya han superado la pobreza.

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