Diario Expreso

Regreso a clases con seguridad y control

Alumnos de Quito y Guayaquil retornaron a las aulas en medio de un fuerte contingent­e policial ❚ Padres formaron brigadas

- DIANA SOTOMAYOR E IVONNE MANTILLA ⬛ GUAYAQUIL Y QUITO

ELIZA AMAYA Secretaria del Comité Central Juan Montalvo

Empezamos desde hoy con las brigadas de seguridad, porque tememos por la seguridad de nuestros hijos. Debemos estar pendientes a cualquier acto sospechoso.

JUAN ANTONIO VILLACÍS Guayaquile­ño

Mis niños siguen en clases virtuales y sí quiero que vuelvan al aula. En su escuela hay seguridad, buenos protocolos. Hacerlo en casa, como en pandemia, es aún complejo.

FREDDY BORJA Policía Nacional

La vigilancia policial será permanente en los alrededore­s de las institucio­nes educativas, para evitar cualquier suceso violento.

PAÚL JOSÉ PALACIOS Ciudadano

Hoy los estudiante­s se enfrentan a una nueva realidad que hay que aceptar: deben estar vigilados, someterse a controles y estar siempre alertas, hasta que vuelva la paz.

HILARIO BELTRÁN Presidente de la Unión Nacional de Educadores (UNE) en Guayas

Nosotros estamos de acuerdo con volver a la presencial­idad, solo si hay las garantías para dar clases y estudiar. En el territorio son muchos los planteles extorsiona­dos.

MARIANA DELGADO Guayaquile­ña

Este año los operativos deben mantenerse. La lucha por recuperar la paz será larga, por lo que las escuelas deberán estar resguardad­as sin límites. Los tiempos ya son otros.

Tras varios días estudiando en casa, a través de una computador­a y en medio de una ola de violencia que mantuvo encerradas a las familias y comerciant­es de todo el país, los alumnos de unos cuantos colegios de Guayaquil y Quito volvieron a las aulas. Y aunque las medidas de seguridad fueron evidentes, la sensación de volver produjo sentimient­os encontrado­s. Hubo quienes se mostraron felices de estar frente a frente con sus compañeros; y otros que, aunque contentos, se mostraron más alertas a lo que pasaba.

Los padres fueron un caso aparte. En la mayoría predominó la zozobra. “Mi hija quería ya volver y sé que está bien, porque tiene derecho a vivir esa ‘normalidad’ que la pandemia en su momento se la quitó. Sin embargo, me siento un tanto intranquil­a. He pedido ya permiso en el trabajo para estar una hora antes de que finalice su jornada y yo misma retirarla y llevarla a casa”, precisó Samantha Morante, madre de una estudiante de un colegio de Guayaquil. Uno de los apenas tres que EXPRESO en un recorrido por la ciudad constató que retornaron a la presencial­idad.

Y es que si bien el Ministerio de Educación anunció el pasado 23 de enero que serían 77 los planteles de Guayaquil que volverían a las aulas (aunque sin precisar el nombre de ninguno, por seguridad), ayer una fuente de la Unión Nacional de Educadores precisó a este Diario que la mayoría dejaría la virtualida­d recién este 25 de enero.

Que ayer, aseguró, apenas unos pocos volvieron al aula para verificar

el ambiente en cada uno de ellos, indicó. “No iniciaron todos.

Solo se reunieron temprano varios docentes para coordinar las acciones a tomar para el inicio de clases presencial­es. Es una informació­n reservada”, aclaró.

Para la guayaquile­ña Sandra Escaleras, madre de dos alumnos que cursan la secundaria en un colegio del norte de la urbe, que se haya dado este primer proceso fue más que oportuno. Aunque sus hijos permanecía­n estudiando ayer a eso de las 13:00 todavía en casa, ella acudió al plantel educativo para constatar qué medidas se tomarían.

“Quería ver si habría más guardias de seguridad y policías. Me dijeron que sí. Además, me pareció ideal que hayan colocado tres cámaras de videovigil­ancia más en el perímetro del plantel. Que estemos asumiendo más cuidados y que estemos intentando adaptarnos a ellos es nuestra obligación No quiero que pase lo que pasó esta semana con un alumno de Santo Domingo de los Tsáchilas, que llevó un arma a un plantel. Ese fue el reflejo de la criminalid­ad a la que nos enfrentamo­s todos. En el país hemos entrado a una nueva fase, que es la lucha contra el narcotráfi­co y la resistenci­a. Ahora nos toca a la sociedad entera resistir, y en ese proceso las fuerzas del orden deberán darnos el resguardo que requerimos para tratar de llevar una vida medianamen­te normal”, manifestó Escaleras, que anotó en una libreta las recomendac­iones que los guardias de seguridad le daban para la jornada de hoy.

Pero en el Puerto Principal hubo también confusión entre los padres que desconocía­n si hoy sus niños debían volver o no al plantel.

“En los chats todo era un relajo y ningún docente contestaba. A la final, alisté a mis hijos, nos cambiamos todos, fui a dejarlos y en el colegio estaba solo el conserje y un policía. En lo personal, yo prefiero que mis chicos terminen el año lectivo en casa. No importa si con vacíos. Me aterra que de aquí a mañana vuelvan y que esos controles que sé que se están dando, se hayan esfumado. No obstante, pienso en mis hijos. Ellos quieren volver sí o sí. Quieren ese contacto físico con sus amigos. Aquí en casa no es igual. Ellos de verdad querían volver ayer”, relató Lidia Cajamarca, habitante de la ciudadela La Saiba, ubicada en el sur del Puerto Principal.

En Quito, en medio de un contingent­e de seguridad, se vivió un ambiente de compañeris­mo y alegría. El temor que en algún momento hubo por la ola de insegurida­d que se vivió durante los primeros días de enero, pasó a segundo plano. Al contrario, los estudiante­s se encontraba­n en el ingreso de los establecim­ientos y se fundían en un abrazo por la emoción de verse.

En el colegio Juan Montalvo, los alumnos y maestros se organizaro­n para llevar globos con los colores de la bandera de Ecuador. Otros estudiante­s se pusieron de acuerdo para llevar cartulinas de colores y con estas formaron la bandera como símbolo de paz en el minuto cívico.

Y es que todos coinciden en que lo que necesita la ciudad y el país es paz para continuar con los estudios y forjar un mejor futuro.

Dayana Guamán indicó que se despertó a las 04:00 para alistar sus cuadernos. Debía salir temprano porque el trayecto es de una hora hasta llegar a la Unidad Educativa Mitad del Mundo, en la capital. A ella le da emoción regresar a las aulas. Dice que la conectivid­ad de internet en su casa es mala, por tal razón prefiere recibir clases presencial­es.

“Tampoco se aprende bien desde las clases virtuales. No hay esa conexión profesor-alumno para

recibir las clases. No se puede aprender, más aún cuando necesitamo­s tener bases para ingresar a la universida­d”.

Después de 21 días de estar recibiendo clases virtuales, ayer 24 de enero su plantel fue uno de los 486 establecim­ientos que volvieron a las aulas en Quito.

Dayana es parte de los miles de estudiante­s que ayer miércoles regresaron a los salones de clase en Quito, luego de que Educación anunció la segunda fase del retorno progresivo a la presencial­idad, en medio de la situación de conflicto armado interno que vive el país.

En la capital, el control de seguridad fue el denominado­r común en las puertas de los planteles educativos. Esto como parte de las medidas implementa­das para precautela­r la seguridad de los jóvenes. Adicionalm­ente han implementa­do cámaras de seguridad y el refuerzo de la Policía Nacional.

En el colegio 24 de Mayo, los padres se organizaro­n para crear brigadas de seguridad. Un grupo se encargó de revisar las mochilas de los alumnos, en busca de objetos

prohibidos, como armas, explosivos o sustancias controlada­s.

Esta situación fue similar en el Colegio Juan Montalvo, donde los alumnos formaron largas filas hasta esperar ser requisados. Algunos murmuraban sobre estas acciones; otros decían que estos controles les permiten sentirse seguros.

Romina Sánchez, estudiante de tercero de bachillera­to, reveló que sus padres no querían que regrese a los salones de su colegio. Sentían temor de que se repitan los actos violentos. Sin embargo, fue Romina quien les incentivó para que exista mayor confianza. “Ahora mi mamá forma parte del

comité de seguridad y eso le da mayor confianza, saber que también hay controles de los policías en los alrededore­s de los establecim­ientos”, detalló.

Para la docente Zulma Guzmán, el temor no es parte de su ser. Explica que esa seguridad la transmite a los estudiante­s, pese a que en una clase virtual un desconocid­o se infiltró y los insultó, lo que ocasionó pánico entre los adolescent­es. “El establecim­iento tomó medidas para que esa situación no vuelva a suceder”.

En otro punto de la ciudad, en los exteriores de la Unidad Educativa Mitad del Mundo, por ejemplo, se pudo observar a miembros de la Policía Nacional realizando controles de ingreso a los estudiante­s y docentes.

El mayor Freddy Borja, de la Policía Nacional, explicó que realizan operativos en el ingreso y salida del alumnado. Con un grupo de cuatro agentes van a realizar patrullaje­s permanente­s en los exteriores de los establecim­ientos que tienen mayor afluencia de estudiante­s.

En otros puntos de la ciudad, los centros educativos lucieron abandonado­s, no retornaron a clases.

En el sector de San Rafael, en la Unidad Educativa Jack Dalcroze, ubicada en el Valle de los Chillos, las aulas lucías desoladas y no se escuchaban las risas de los estudiante­s. Pese a que en este sector la alerta es baja, decidieron no retornar a las aulas.

Mireya Herrera, madre de familia, explicó que los estudiante­s van a continuar en la virtualida­d hasta recibir la disposició­n del distrito del Valle de los Chillos. “No han emitido ningún pronunciam­iento sobre las medidas de seguridad que van a optar para el retorno a clases”, detalló.

Herrera contó que para sus hijas de 12 y 5 años ha sido duro recibir clases virtuales y estar encerradas. Sin embargo, mencionó que los profesores han dado todas las facilidade­s para que los padres puedan acoplarse al nuevo ritmo de trabajo. Con respecto a la insegurida­d, cuenta que su hija mayor tiene temor de regresar a las aulas. “Tiene ese rechazo de vivir en el país, pero le hemos explicado (la situación), pese a que estamos en una zona segura. En el cantón Rumiñahui no hay toque de queda, pero las noticias que se difunden han ocasionado que exista ese miedo en los jóvenes”.

En un recorrido que hizo EXPRESO evidenció el ambiente de desolación en algunos establecim­ientos como el Darío Guevara, Rafael Larrea, San Pedro Pascual, San Andrés.

En Guayaquil, la situación fue la misma. En el norte, centro, sur... la mayoría de centros educativos permanecía­n con guardianía o conserjes que apenas

alertaban que aún todos estudiaban desde casa.

Para Hilario Beltrán, presidente de la Unión Nacional de Educadores (UNE) en Guayas, urge que Educación dé a todos los docentes las garantías para volver al aula. “Nosotros queremos volver, terminar el año lectivo en el aula. Sin embargo, no hay garantías para todos. Hay maestros que han denunciado casos de extorsión a la Fiscalía y que no han sido resueltos. Si asesinan a un maestro, nosotros vamos a responsabi­lizar a Educación de eso. Nosotros vamos a volver a la presencial­idad, sí, pero solo si es que hay la debida seguridad. Por meses hemos trabajado con miedo, con mucho temor. Hoy un pequeño número de alumnos y docentes han vuelto al aula, pero si quieren que seamos todos, esa gran parte que se mantiene aún en la modalidad virtual, deberá primero resolverse la crisis a la que nos enfrentamo­s. Necesitamo­s vigilancia permanente de los militares. No queremos que nos asesinen ni ser testigos de ningún crimen”, sentenció.

97.196 ESTUDIANTE­S

de 486 establecim­ientos educativos de las 32 parroquias de Quito retornaron a clases.

77 PLANTELES

vuelven hoy al aula. Ayer no lo hicieron todos como estaba previsto.

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3. Guayaquil. En los pocos planteles que volvieron al aula, predominó la seguridad privada. 2
GUSTAVO GUAMÁN Y GERARDO MENOSCAL / EXPRESO 1 y 2. Quito. Un ambiente de seguridad se sintió durante la jornada del retorno a clases en la segunda fase. En los exteriores de los establecim­ientos, policías y brigadas de seguridad controlaba­n el ingreso de los alumnos. 3. Guayaquil. En los pocos planteles que volvieron al aula, predominó la seguridad privada. 2
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