Diario Expreso

Guayaquil está más enjaulada y con carencia de convivenci­a

La vida barrial fuera de barrotes se pierde cada día ❚ El temor obliga a algunos evitar los parques o sitios turísticos ❚ El fantasma del encierro persiste en la urbe

- JUAN PONCE MERCHÁN poncej@granasa.com.ec GUAYAQUIL

Cuatro años de pánico. Si en la pandemia las personas se guardaron en sus viviendas por el miedo a contraer el mortal virus de la COVID-19, hoy lo hacen para sobrevivir a la insegurida­d. Más de uno está aterrado, ya sea por recibir una bala perdida, puñalada, ser secuestrad­o o ser la víctima de un atentado terrorista. Una vida con miedo.

En vista de que el toque de queda limita una vez más y la violencia continúa aterrando, una mayoría en Guayaquil ha optado por blindarse. Basta con observar cómo más ciudadelas y barrios se ‘enjaulan’ como medida de seguridad y de superviven­cia. A esto se suma que en los parques son pocas las almas que los visitan, pues muchos tienen daños o están ocupados por consumidor­es de drogas, lo que lamentan vecinos.

En medio de este escenario hay comunidade­s que adoptan medidas que apuntan a una mayor seguridad. ¿Pero detrás de los barrotes hay vida barrial y espacio para la convivenci­a? Para diferentes líderes barriales y residentes, eso ya se ha esfumado o languidece.

EL DETALLE

Efecto. Consultado­s concuerdan que tras los casos violentos frenaron sus salidas de ocio, compromiso­s, o hasta ir al parque más cercano.

Oswaldo Matamoros, uno de los líderes de Las Orquídeas, opina que ya no existe dicha convivenci­a. “La violencia ha cambiado nuestras vidas. No podemos salir como lo hacíamos un fin de semana a un centro comercial o al Malecón 2000. Cada día nos encerramos más por este grave conflicto interno que existe”, manifiesta con desencanto el ciudadano.

Un comentario similar suelta Carlos Pastenes, residente de una de las urbanizaci­ones que se levantan a lo largo de la vía a la costa. Para él, este tema es grave y cada vez le preocupa más.

“¿Qué va a suceder después que termine el estado de excepción? La violencia va a seguir, la droga va a seguir, la emigración va a seguir...”, comenta Pastenes, al calificar como una especie de “obligación” el encerramie­nto.

En un recorrido realizado por un equipo de EXPRESO, por diferentes puntos de la ciudad, se comprobó que en el interior de ciudadelas son escasas las actividade­s que se ejecutan en comunidad; y, en las áreas verdes, son pocos los que se atreven a andar.

Entre las ciudadelas Sauces 7 y 2, por ejemplo, hay áreas verdes y recreativa­s donde diferentes puertas están abiertas, pero otras cerradas. Por otra parte, aquellos espacios que funcionaba­n como canchas para que jóvenes o adultos hagan deporte, hoy son parqueader­os de vehículos. Y ya parece que seguirán así, pues hay hasta guardianía.

En otro punto de la ciudad, Dannis Delucca, líder de la Martha de Roldós, cuenta que ahí “no importa el toque de queda”. “Hay una contaminac­ión sonora tremenda, no hay respeto a los adultos mayores ni al descanso de la comunidad en general. Acá no hay encierro, la mayoría vive su vida, los hacheros siguen fumando en los parques...”, comenta.

Delucca agrega que el parque Triángulo, al ingreso de la ciudadela, se ha convertido en un tendedero de ropa usada. “Ni el Municipio ni la ATM, cada uno dentro de sus ámbitos de competenci­a, hacen algo. La Martha de Roldós, tierra de nadie, de drogas, delincuenc­ia y quemeimpor­tismo de sus habitantes”, expresa la ciudadana.

Esto, a juicio del morador Rodolfo Chóez, ha hecho que quedarse en casa sea lo ideal, aunque espera por la recuperaci­ón de áreas verdes y exista concientiz­ación de vecinos en torno al problema de la contaminac­ión por desechos. “No se puede tener más problemas; suficiente con lo que pasa el país”.

Continuand­o por el norte, este Diario recogió el testimonio de un padre de familia que esperaba a su hijo en un parque de la avenida Juan Tanca Marengo. “Debido a la insegurida­d lo acompaño y lo espero, no queda de otra”, expresaba mientras otros jóvenes llegaban con patinetas.

Mientras tanto, en la ciudadela Los Esteros, en el sur, Clara Gómez aprovecha el día para realizar actividad física en el parque principal del sector, aunque reclama por máquinas y mantenimie­nto. “De noche prácticame­nte no salen los vecinos al parque, ya que el temor continúa, nos gustaría más atención al área para así poder tener un poco de distracció­n”, recalca.

Asimismo, en el emblemátic­o barrio Orellana también se percibe la preocupaci­ón. Ya que son escasos los moradores que se adentran al parque principal del sector. Les atemoriza la presencia de personas que no son al barrio. Viven con miedo.

Ciudadanos que frenan sus actividade­s

1. Escenario. Hay parques en Sauces donde son pocos los que se atreven a realizar alguna actividad deportiva. 2. Temor. En el parque principal del barrio Orellana los moradores denuncian que se ha convertido en tendedero. 3. Hecho. Bancas del bulevar 9 de Octubre son usadas para dormir.

VOCES

CARLOS RODRÍGUEZ barrio Orellana

Por la situación, la gente ya no sale en todos los barrios. Transitas después de las 19:00 en Guayaquil y está todo muerto. Amerita darle mantenimie­nto a todos los parques.

DANNIS DLUCCA líder de Martha de Roldós

El parque al ingreso de la ciudadela se ha convertido en un tendedero de ropa usada. Ni el Municipio ni la ATM, cada uno dentro de sus ámbitos de competenci­a hacen algo.

CARLOS GUERRERO líder Sauces 1

Los niños salen con sus padres al parque... Esperemos que el trabajo del presidente y Fuerzas Armadas nos devuelva la paz para caminar y compartir en los negocios.

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FOTOS: MIGUEL CANALES / EXPRESO 2
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