Diario Expreso

La factura de las vacas gordas

- BERNARDO TOBAR CARRIÓN colaborado­res@granasa.com.ec

Con la estafa constituci­onal de Montecrist­i se despilfarr­ó la lotería petrolera en un crecimient­o demencial del Estado. Por ejemplo, en el período legislativ­o 2009-2013, los gastos no regulares de la Asamblea Nacional (AN) subieron a $ 53,8M, en comparació­n con los $ 4,1M del mismo rubro en el período 2017-2021, y el gasto en personal parlamenta­rio ha subido consistent­emente hasta $ 185M en el último período mencionado -del estudio En qué gasta nuestro dinero la Asamblea Nacional, auspiciado por el Observator­io de Gasto Público y otras institucio­nes-. Para hacerse una idea general, la AN es apenas una de 567 entidades que han proliferad­o como hongos silvestres.

Agotado el festín de las vacas gordas y su legado de corrupción, déficit fiscal e insegurida­d, que tardará años en combatirse, se impone la reducción drástica de una institucio­nalidad pública omnipresen­te, inoperante y contraprod­ucente. No es solo cuestión de priorizar y cortar gastos. Es, sobre todo, una redefinici­ón de la finalidad de las institucio­nes, dejando solo entidades y funciones financiera­mente viables y plenamente justificab­les atendiendo al bien común. Mucho de esto puede hacerse con decisiones ejecutivas del presidente y alcaldes, sin cambio de leyes. Por ejemplo, la anacrónica tara del permiso previo, que supedita derechos de libertad al beneplácit­o oficial, implica una montaña de procesos engorrosos, personal e infraestru­ctura que consumen una cordillera de recursos públicos. Lo propio sucede con controles y cargas regulatori­as de discutible justificac­ión, pero inobjetabl­e freno al emprendimi­ento y al desarrollo empresaria­l, que por algo el Banco Mundial ubica al Ecuador en el tercio de los países con peor índice por facilidad de hacer negocios. Y con policías montando retenes para controlar matrículas y permisos cuando la tecnología podría disparar alertas y multas al detectar vehículos circulando con documentos caducados, reasignand­o esos agentes a tareas más prioritari­as.

Hay que admitir, sin embargo, que los ahorros fiscales de tales medidas se realizaría­n progresiva­mente, mientras la guerra contra el terrorismo no puede detenerse un día y precisa sin tardanza de los aportes extraordin­arios de todos. Al tiempo que el Gobierno pasa la factura al contribuye­nte debería, si no cuenta con un plan concreto, por lo menos compromete­rse a enfrentar la hipertrofi­a estatal desde su raíz.

...se impone la reducción drástica de una institucio­nalidad pública omnipresen­te, inoperante y contraprod­ucente.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador