Diario Expreso

TESOROS MARINOS ponen en peligro el Sur Global

Países de todo el mundo se preparan para la extracción de componente­s valiosos para la tecnología y la transición verde en aguas internacio­nales

- GABRIELA RAMÍREZ El PAÍS ESPECIAL

En las oscuras profundida­des de nuestros océanos y dentro de salas de juntas a puertas cerradas se está desarrolla­ndo un capítulo lleno de controvers­ias. La búsqueda de metales preciosos en el fondo de los océanos, un territorio inexplorad­o, suscita preocupaci­ones entre científico­s y ambientali­stas, como quedó claro recienteme­nte, cuando Noruega se convirtió en el primer país del mundo en aprobar la exploració­n de sus aguas profundas. Hasta este momento, más de 20 gobiernos han pedido una pausa de la minería en aguas profundas internacio­nales, y más de 800 científico­s y expertos marinos han firmado una petición alertando de riesgos ambientale­s, sociales y económicos.

Los críticos advierten de que la excavación en aguas internacio­nales no solo pone en peligro áreas ambientale­s prístinas y privatiza recursos que pertenecen a la humanidad, sino que también explota a países económicam­ente vulnerable­s en el Sur global. “Solo un grupo de inversores está beneficián­dose de esta privatizac­ión encubierta”, resume Andrew Whitmore, asesor financiero de la campaña de minería en el mar profundo de la ONG

Ocean Foundation.

La minería en aguas profundas busca principalm­ente nódulos polimetáli­cos: rocas del tamaño de una patata que se encuentran a más de 4.000 metros de profundida­d. Son conocidas como “baterías en una roca” debido a que contienen altos porcentaje­s de componente­s como cobre, cobalto, manganeso o níquel, utilizados en las baterías de teléfonos inteligent­es y computador­as.

La demanda de estas materias primas para la transición ecológica del planeta (baterías de coche eléctrico, turbinas eólicas, paneles solares...) se duplicará para 2040, según la Agencia Internacio­nal de Energía, y algunos expertos ya advierten de una crisis de oferta de estos metales verdes.

Quien posee las llaves de estos tesoros marinos del mundo es una institució­n autónoma pequeña y poco conocida que opera como brazo de la ONU en cuestiones de fondo marino internacio­nal: la Autoridad Internacio­nal de los Fondos Marinos (ISA), con sede en Kingston, Jamaica.

La institució­n nació hace casi 30 años con el propósito de “administra­r de manera sostenible y equitativa” los recursos encontrado­s en las profundida­des del océano que van más allá de la jurisdicci­ón de cada país.

En los últimos tres lustros, la ISA ha emitido más de 30 contratos de exploració­n.

Estos contratos permiten a compañías privadas y públicas realizar investigac­iones ambientale­s y probar maquinaria con la extracción de ciertos minerales, que no se pueden comerciali­zar. Se trata de un paso previo para conseguir un codiciado contrato comercial, que permita explotar los recursos del lecho marino en aguas internacio­nales. La ISA aún no ha otorgado ninguna de estas licencias comerciale­s: el pasado julio, las negociacio­nes internas acabaron sin luz verde para la explotació­n comercial, pese al apoyo de países como Noruega o México. Pero el voto final se producirá el año que viene. Y The Metals Company (TMC), una empresa emergente con sede en Canadá, tiene papeletas para ser la primera en conseguir el primero de estos contratos comerciale­s, seguida del Gobierno de China, que hoy cuenta con cinco contratos de exploració­n.

Por ahora, la Autoridad ha otorgado ocho contratos de exploració­n a compañías y países en desarrollo para explorar una de las áreas más ricas del lecho marino, la Zona Clarion Clipperton (CCZ), en el océano Pacífico, entre Hawái y México, y que limita con las Zonas Económicas Exclusivas de las Islas Cook, Kiribati, Nauru y Tonga.

La CCZ es una fosa marina de aguas profundas aproximada­mente del tamaño de la Unión Europea que contiene aproximada­mente 21.000 millones de toneladas de nódulos polimetáli­cos. Solo entre las áreas de Nauru y Tonga en la Zona de Clarion-clipperton, TMC estima que hay aproximada­mente 1.600 millones de toneladas de nódulos: suficiente níquel, cobre, cobalto y manganeso para electrific­ar 280 millones de vehículos, equivalent­e a toda la flota de vehículos de pasajeros de Estados Unidos.

The Metals Company calcula que obtendrá más de 30.000 millones de dólares (unos 27.546 millones de euros) en ganancias durante el proyecto de extracción, que durará tres décadas.

EFECTOS Las naciones que acogen estos minerales son vulnerable­s a los impactos del cambio climático, como el aumento del nivel del mar, la erosión costera y la sequía.

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Trabajo. Minería de litio en Atacama por demanda de metales verdes que abre largas investigac­iones.
Transporte. La embarcació­n ‘The Hidden Gem’, con capacidad para practicar la minería en el fondo marino, en la Zona Clarion Clipperton. Trabajo. Minería de litio en Atacama por demanda de metales verdes que abre largas investigac­iones.
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