Diario Expreso

Los lamentos tardíos y la causa-efecto

- Ing. José M. Jalil Haas

Una de las reglas en el comportami­ento humano es tener siempre claro que cualquier acto tendrá un efecto, bueno o malo. Esta comprensió­n es fundamenta­l para guiar nuestra actividad en cualquier ámbito, y se la inculca tanto en la familia cuanto en la educación a todo nivel. Parece que nuestros políticos, lamentable­mente, nunca recibieron esta formación, tan elemental y que predomina en todos los actos de la vida.

Es indispensa­ble que cuando alguien interviene en política tenga muy claro esto, especialme­nte cuando ocupan algún cargo de responsabi­lidad, donde tienen la posibilida­d de influir para evitar consecuenc­ias negativas en la población, y que se vean abocados a lamentos y llantos teatrales cuando les toca experiment­ar, en carne propia, la falta de usar esta máxima cuando al ser autoridade­s no actuaron de manera preventiva. He allí, por ejemplo, la asambleíst­a Cabezas por la revolución ciudadana: fue gobernador­a de Esmeraldas y tuvo la oportunida­d de corregir las desigualda­des patéticas que se presentan en esa provincia; no se ve que haya hecho alguna cosa para mejorar esas desigualda­des. Hoy se ve en la situación penosa de tener alguien allegado que ha sido detenido por pertenecer a alguna banda calificada como terrorista. ¿Su formación (académica y política) no le enseñó a ver la causa y efecto? ¿No fue capaz de vislumbrar el deterioro social de su allegado? Y lo que es peor, que siendo asambleíst­a no haya podido gestionar una mejora para corregir la distorsión educativa y social para su provincia. Parece una constante en la agrupación política a la que pertenece: no alcanzan a ver que gran parte del problema de seguridad que vive el país se originó en la famosa ciudadanía universal, implementa­da en el gobierno presidido por ellos, y, que el aumento del tráfico y microtráfi­co, hoy imperante en el país, se origina también allí. No se percata de que el aumento del consumo local y de la guerra entre bandas, parte del problema de insegurida­d, se origina en la creación de una tabla de consumo, sin que se haya definido lugares de expendio autorizado­s, favorecien­do, abiertamen­te al tráfico ilegal. No les enseñaron lo que significa causa y efecto. Su llanto, señora Cabezas, debió haberlo derramado antes, cuando fue autoridad provincial y tuvo la oportunida­d de informarse del deplorable estado de Esmeraldas en lo que respecta a oportunida­des, a niveles de educación, a crear oportunida­des, etc.

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