A Jorge Glas se le estrechan las posibilidades de escapar
El Gobierno dejó atrás la posición ambivalente y vaga que había tenido ❚ Una huida como la de Duarte sería un golpe fuerte ❚ Glas debe estar con angustia
Estos no son buenos momentos para Jorge Glas. Las declaraciones de la canciller Gabriela Sommerfeld de que el Ecuador no va a darle el salvoconducto para salir de la Embajada mexicana, donde actualmente está como huésped, le ha cambiado por completo la perspectiva de su plan de salir del país y librarse de la acción de la justicia en el Ecuador.
En efecto, lo dicho por Sommerfeld suena contundente. Por un lado, dejó atrás la posición ambivalente y vaga que había tenido el Gobierno ecuatoriano sobre el tema del salvoconducto y, por otro, le pone las cosas a México más incómodas para otorgarle el asilo.
Vamos por partes. Hasta hace muy poco, el discurso oficial del Gobierno era de que la decisión se la tomaría una vez que México haya decidido darle el asilo. El propio presidente Daniel Noboa lo había dicho así: con toda la vaguedad que implica dejar abierta la puerta para una eventual entrega del salvoconducto.
Eso permitía a Glas conservar la esperanza de que hubiera el visto bueno a su salida y para el correísmo tener abierta la posibilidad de negociar el tema entregando algo a cambio del sí del Gobierno al salvoconducto. Eso, con lo dicho por Sommerfeld el viernes pasado cambia por completo.
A no ser que opere un cambio de opinión del Gobierno, lo cual sería un escándalo de proporciones, ahora la cosa está algo más clara: ni con el asilo podrá salir por la puerta de la Embajada como era la idea original.
Lo único que le queda, por eso lado a Glas, es una huida consentida por el equipo de la Embajada, como ya ocurrió con Argentina cuando escapó de su Embajada en Quito María de los Ángeles Duarte. Una huida así sería, en todo caso, un golpe fuerte a la imagen del Gobierno mexicano y una declaratoria de inamistosa al pueblo ecuatoriano.
Para que eso pueda ocurrir, también se necesita de una buena dosis de colaboración de las fuerzas del orden ecuatorianas que están bajo el mando del Ministerio del Interior. Si eso suena muy difícil de que ocurra, aún le queda a Glas otra alternativa, aunque esto ya llega a niveles filmográficos: un escape a través de algún túnel hecho desde afuera como lo hacen los narcotraficantes o un operativo similar.
No sorprendería, en todo caso, si se toma en cuenta las buenas relaciones que Glas tenía con narcotraficantes, como aparecen en los chats de
Metástasis.
El que la canciller ecuatoriana haya hecho el anuncio también complica las cosas a la posible concesión del asilo a México. En medios diplomáticos se sostiene que la concesión del asilo en estas circunstancias sería considerada un acto inamistoso con el Ecuador.
¿México querrá jugarse por ayudar a Glas aun cuando esto podría dañar las relaciones? Aunque no es imposible, pues ya ha dado asilo a otros impresentables correístas, es menos probable por todo lo que está ocurriendo. Para México no es lo mismo asilar a alguien como Ricardo Patiño o Gabriela Rivadeneira, que a una figura de postín como Glas que no solo tiene temas pendientes con la justicia, sino que luego del caso Metástasis aparece como beneficiario de la generosidad y de la amistad de narcotraficantes como Leandro Norero y su amigo Xavier Jordán. No hay cómo olvidar que en los chats de Metástasis
se ve que son los narcos los que pagan las coimas para que lo saquen libre con un hábeas corpus. Son los narcos que le ponen los abogados y el juez. Son los narcos que se preocupan de los detalles del operativo y hasta del impacto político y mediático de la salida de Glas.
Jordán y Norero, según lo que se ve ahí, estaban preocupados hasta del impacto político y mediático de sacar en libertad el mismo día a Glas y Daniel Salcedo. Por eso, incluso se gastan 50 mil dólares adicionales para comprar un audio que salpicaba a un funcionario del gobierno de Guillermo Lasso y así crear una cortina de humo.
50 mil dólares que hay que sumar a los 150 mil dólares que estos personajes cuentan que pagaron a un juez para liberar a Glas. ¿México se va a jugar por un asilo a una persona con estos antecedentes? Nuevamente, aunque no es imposible es mucho más improbable.
Lo que le ocurre a Glas es, en todo caso, como para que no pueda dormir de
la angustia.
EL DETALLE
México. Que quiera jugárselas por Glas no es imposible, pues ya ha dado asilo a otros impresentables correístas, pero es menos posible al momento.