¡Basta de conformismo: el país se sigue desangrando!
Nada es más trágico para un pueblo que perder la fe y la esperanza de un futuro mejor. Tenemos que reflexionar por haber permitido llegar a esta crisis integral, no haber sabido elegir a nuestros gobernantes, haber dejado que nos engañen y mientan por más de cuatro décadas, que nos manipulen con mensajes demagógicos y populistas, por posibilitar que el poder económico y político se repartan entre quienes siembran la miseria; por contemplar impávidos que el festín de la corrupción, en especial de las últimas dos décadas, quede sin castigo, y por consentir que la escalofriante inseguridad ciudadana, el desbordante narcotráfico, sistémica corrupción y reinante impunidad continúen tan campantes. Es hora de despertar y unirnos para recuperar la fe y la esperanza, y construir los cambios que requiere el país, defender la paz, consolidar y profundizar nuestra frágil democracia.
Señor director, ahora que vemos la voluntad política que tiene el Gobierno actual por establecer ciertos cambios que requiere el país, se presenta la oportunidad de oro para definir lo que necesitamos de la política y lo que exigimos en lo político como conceptos claves para garantizar la supervivencia social, democrática y la credibilidad en un nuevo sistema de gobierno. Pero esto dependerá de toda la sociedad, de la inteligencia y la capacidad de los actores que se involucren en el coloquio presidencial, para sentar las bases de una nueva sociedad y de un nuevo sistema político.
Es grave que la colectividad se colme de pesimismo, desconfianza, y se quede en indiferencia o quemeimportismo; que dejemos de luchar por la justicia social, inseguridad, la libertad con comportamiento pasivo. Es el momento de reconocer nuestras culpas; tomemos conciencia y luchemos más que nunca con coraje y decisión para construir el Ecuador que todos anhelamos, rescatar los profundos valores que se han perdido y alcanzar el bienestar colectivo. ¡Basta ya de tanto conformismo y de permitir que el país se siga desangrando!
Mario Vargas Ochoa