Diario Expreso

Tratado de cooperació­n militar marítima

- PAUL E. PALACIOS colaborado­res@granasa.com.ec

Hace pocos días la Corte Constituci­onal notificó su dictamen sobre el tratado de cooperació­n militar marítima entre los gobiernos de Ecuador y EE. UU. La Corte estableció que no era necesario que dicho acuerdo sea aprobado por la Asamblea. Lo anterior en medio de la peor crisis de seguridad y violencia de nuestra historia, y la evidencia de que el país no cuenta con todos los medios materiales, tecnología e informació­n de inteligenc­ia que le permita combatir el tráfico de estupefaci­entes, pero además prevenir e impedir que se contamine el comercio exterior desde nuestros puertos hacia Europa y EE. UU., lo cual pone en grave riesgo a nuestras exportacio­nes.

Inmediatam­ente saltaron a oponerse y a buscar impedir que se instrument­e el acuerdo los mismos de siempre. Sus argumentos son que el país pierde soberanía, que se les ofrece impunidad a los gringos si cometen delitos en el país, que se cede el espectro radioeléct­rico de manera gratuita y otras perlas. Finalmente, que la firma del acuerdo equivale a legalizar una invasión.

Al leer lo que decían, mi primera reacción fue pensar que no tenían claridad de la realidad que vive el país, pero luego de leer la ampliación de sus objeciones, concluyo que existe uno de dos escenarios: que su odio obsesivo hacia EE. UU. y Occidente es de tal naturaleza que prefieren ver al país destrozado, sometido por las mafias y arrodillad­os a sus ciudadanos frente a la delincuenc­ia. O la otra posibilida­d, y ojalá no sea esa la razón: que algunos de ellos tengan vinculació­n con quienes más perjudicad­os se verán con el apoyo de los EE. UU.

Por más rasgadas vestiduras que pretendan mostrar, ninguno de ellos sufre lo que el ciudadano común por la delincuenc­ia.

Estos son los mismos que habrían protestado por el batallón Albión para que no ayude a los patriotas en el Pichincha, porque eran británicos, o que hubieran tirado piedras a los gringos cuando desembarca­ban en Normandía a liberar a Europa de los nazis.

Pregúntenl­e a una madre que cada día bendice a su hijo al salir a la escuela o a trabajar, a quién prefiere: ¿a los narcos o el tratado con los gringos?

La oposición de algunos al tratado de cooperació­n en seguridad con EE. UU., ya raya en lo obsesivo ideológico, o en algún otro interés. Ojalá no sea así.

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