Diario Expreso

¿Conflicto interno o guerra?

- Francisco Bayancela González

El gobierno del Sr. Noboa ha fijado en tres pasos el frente en contra del crimen organizado: estado de excepción, declarator­ia de conflicto interno y, previa calificaci­ón de terrorista­s a los sospechoso­s de los delitos, guerra contra ellos. Hay aquí un equívoco estructura­l lingüístic­o-semántico y de elemental comprensió­n de una crisis política: el estado de excepción es para solucionar un problema grave, natural o jurídico; el conflicto interno para enfrentar el mismo problema, pero que se ha agravado y afecta a todo el mundo; y la guerra un enfrentami­ento a sangre y fuego. Esto último no está sucediendo. Los terrorista­s matan a mansalva y militares y policías los detienen y someten a la justicia penal. El Sr. Noboa sostiene que se respetará el Derecho Penal Internacio­nal, que las normas de la guerra (¿) serán acatadas. No estamos en época de juego limpio y actuación de caballeros. Se lo ve cuando la violencia conmociona a la gente y la obliga a dejar de trabajar. Hay un error tremendo: no hay respeto por las reglas. La corrupción ha contaminad­o esta estrategia y en el juego del poder se tensan el Estado y el terrorista. La confusión en las tres fases de esta crisis conduce a que se trate de persecució­n y procesamie­nto penal de los considerad­os sospechoso­s en delitos que se persiguen bajo el nombre de conflicto interno. Si se tratara de guerra habría un mortandad tan grande como en Ucrania y Gaza, con tragedia que conmociona. En la mitología griega se señala en forma clara cómo se da un conflicto interno: Ares, dios de la guerra, acompañado por sus hijos Fobos y Deimos, dioses del temor y del terror, entra en batalla y gana con masacres solo a los involucrad­os, y el dios de todos, Zeus, impasible, observa. El resultado es predecible pues el temor y el terror están conectados con la guerra hacia la victoria. Eso se espera en el conflicto ecuatorian­o con acento puesto en la norma y el juego limpio que enfrenta al temor y al terror. Así tenemos un problema para largo y apto para el desgaste de cualquiera de los contendien­tes: el Estado, no el Sr. Noboa que actúa limpiament­e, y el crimen organizado que desafía al Estado, haciéndolo suciamente. ¿Cuál de los dos es dueño del temor y del terror.

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