Las vacaciones inmerecidas
Ha pasado desapercibido un tema porque muchos creen que en medio de la guerra que vivimos no hay que detenerse en asuntos menores. Voy a discrepar: no es asunto menor que los ministros Andrés Guschmer y Arianna Tanca, y el presidente de la Asamblea, Henry Kronfle, tomaran vacaciones (o usaran el recurso ladinamente en este último caso) cuando no tenían derecho a hacerlo…
Sé que el asunto no está al nivel de los grandes temas nacionales; pero no entiendo la liviandad con que se ‘justifican’ los indecorosos ni acepto que la sociedad lo zanje con un “no es para tanto”. Y no lo entiendo porque el gran-gran problema del país no es la corrupción: es la impunidad; es decir, la certeza de que haga lo que se haga siempre habrá un modo de justificarlo y evadir sus consecuencias. Cuando alguien dice “no es para tanto”, es su modo de decir: “yo en su lugar haría lo mismo”. Igual pasa con el “roban, pero hacen obras”.
¿Por qué es preocupante el tema? Porque habla del talante moral de altos funcionarios que, nos guste o no, nos representan y toman decisiones en nuestro nombre. Veamos:
Punto uno: las vacaciones se gozan luego de un año de trabajo (en el caso discriminatorio de los funcionarios, a los once meses), no antes. Mientras no se cumpla el plazo, el derecho es latente pero no efectivo, no tiene en qué asirse todavía. Y sostener la viveza (tan criolla, tan pobre) de que “igual me las van a descontar” habla, por lo menos, de la indelicadeza de los
¿Se imaginan a un trabajador privado pidiendo vacaciones al mes de trabajar? Lo mandarían de vuelta (a su casa) en el mismo viento en que fue a pedir permiso ....
funcionarios. ¿Se imaginan a un trabajador privado pidiendo vacaciones al mes de trabajar? Lo mandarían de vuelta (a su casa) en el mismo viento en que fue a pedir permiso.
Punto dos: el asunto en el fondo no es legal, es de ética pública. Y de eso se entiende, o no. Y como no lo entienden, la ministra ‘feliz de la vida’ se absuelve y el legislador da más pena que coraje cuando explica la razón de su ausencia.
En resumen: si en algo que exigía una mínima prudencia, un algo de delicadeza son así, ¿qué será de esperar en asuntos de mayor calado? Se sienten a salvo ellos, se saben impunes porque media sociedad les hace coro diciéndoles: es tema menor, yo en su lugar haría lo mismo…