BARCELONA BUSCA UN JUEGO ASTUTO Y VIRTUOSO

Para ser un equipo desplegado hay que ser ancho. La profundidad depende de una buena amplitud hacia el ancho del campo; para la circulación rápida, precisa del balón; para ganar altura.

Si Barcelona SC hace que el campo mida 70 metros de ancho, el pressing oponente pierde gran parte de su eficacia. Fútbol es una mezcla de lo espontáneo y lo proyectado a hacer en una cancha.

Tener la pelota más de lo necesario es tedioso, es jugar mal, porque en vez de distraer, advierte a los rivales y les da tiempo para seguir ordenados. Tampoco es buena idea meter pelotazos al azar sin destino.

Ver antes el juego no es para cualquiera, por más dinámica o habilidad que posea, sino para aquel que tiene inventiva mental. Esa creatividad que no se puede enseñar al jugador por más rápido o ágil que sea, para hacer cosas simples.

La frialdad del jugador hay que analizarla bien; si es delantero ansioso es un defecto.

Ser frío cuando se está frente al arco es una virtud, porque le permite elegir mejor. En la improvisación un jugador debe ser calculador.

Frialdad dentro del área para que no falle el pulso a la hora de definir. Templanza para ver los rincones del arco o tener la variable para cuando salga el arquero; picársela, pincharla o gambetearlo… Es indispensable una plataforma de contraataque como Souza, paciente sin balón y efectivo en asistencias al claro.

Trindade gana juego por dentro, agarra la pelota y sabe ubicarse. Gaibor todo lo hace en función de sacar ventaja. Si toca para atrás es porque no tiene ninguna oportunidad de avanzar. El pase está bloqueado.

Obando es ariete, un neutralizador de defensas, jugador rápido; va al choque, desgastando poco a poco a los centrales. Hay que saber meterse en su trayectoria. Entre el balón y la portería, siempre ha de estar un defensor adversario. Allen Obando tiene rebeldía y frialdad para embocar.