BYD, de ser la mofa de Musk a superar a Tesla
El fabricante de automóviles chino relevó al estadounidense en 2023 ❚ Su facturación llegó a los 55.000 millones de euros
LA FRASE
Si eso no hace saltar las alarmas en Detroit, Dearborn, Stuttgart (...) No sabemos qué será.
SINO AUTO INSIGHTS último reporte
La modernidad empresarial corre a lomos de la leyenda y la explosión del fabricante chino de coches BYD, que se sitúa bajo las riendas de Wang Chuanfu (56 años). Nacido en un pequeño pueblo, huérfano en la adolescencia, licenciado en Químicas y especializado en tecnologías de baterías y fundador de una pequeña empresa gracias a los 300.000 dólares que le prestó un amigo junto a su primo Lu Xiangyang.
Esos son los prolegómenos de una compañía que empezó vendiendo celdas de baterías a los fabricantes de telefonía móvil Motorola y Nokia a finales de los años noventa y que este enero se descubría al mundo mudada en el mayor fabricante de coches eléctricos.
Aunque en términos anuales Tesla continúa siendo el mayor fabricante de vehículos eléctricos, en el último trimestre BYD le superó tras vender 526.000 unidades, frente a las 484.000 de Tesla. La compañía le ha puesto un nombre reconocible a la oleada china en vehículos cero emisiones que los grandes del motor ya dan por hecha.
BYD guarda algunas similitudes con la compañía que refundó Elon Musk. En su carta de presentación evita la etiqueta de fabricante de automóviles y prefiere la de empresa tecnológica. Su sede no está en Wuhan, la Detroit china, sino en la emprendedora Shenzhen, lo más parecido del gigante asiático al valle del silicio estadounidense. Y otro parecido es que es una de esas neocompañías que atemorizan a la industria tradicional del motor.
No solo ha superado a Tesla, también desbancó en 2023 a Volkswagen como líder del mercado automovilístico en el ultracompetitivo mercado chino. Como destacaba la consultora Sino Auto Insights cuando la marca pasó en agosto a Ford por cuota de mercado (2023 ha sido su año), “si eso no hace saltar las alarmas en Detroit, Dearborn, Stuttgart, Wolfsburgo, Múnich, Toyota, Auburn Hills, Turín, Seúl y las otras capitales del motor, entonces no sabemos qué será”.
Lo cierto es que BYD es algo más que un fabricante de coches. Una de las obsesiones de su presidente —a quien también describen un carácter estajanovista y la obsesión por la reducción de los costes también atribuida a otros grandes nombres del sector automovilístico como Carlos Ghosn (expresidente de Renault y Nissan) o Carlos Tavares (Stellantis)— es que el grupo pueda ser lo más autosuficiente posible, por lo que ha desarrollado negocios alrededor de las baterías y de los semiconductores, además de entrar en el negocio del transporte ferroviario.
Es todo ese conjunto el que permitió que en 2022 (últimos datos anuales publicados) su facturación alcanzara los 55.000 millones de euros, casi duplicando la cifra del ejercicio anterior. El problema de la compañía, quizá, está en su cotización, que no cuenta con los resortes de los que ha hecho gala Tesla cada vez que mostraba un buen resultado. Sus acciones valen unos 187 yuanes, lo que le ofrece una capitalización bursátil de alrededor de 69.000 millones de euros. Pese a todo, en la Bolsa tiene un buen padrino que huye de la volatilidad: Berkshire Hathaway, la firma de inversión de Warren Buffett, que en 2008 apostó 230 millones de dólares para hacerse con el 10 % del grupo.
Dos años después de aquel respaldo financiero, Musk se reía de la marca en una entrevista de Bloomberg: “¿Has visto sus coches?”. Una década más tarde corrigió el tiro y aseguró que eran de los vehículos más competitivos.
EL DETALLE
Meta. La compañía se ha puesto como objetivo conseguir un 10 % de cuota de mercado en el mercado global, dejando aparte Estados Unidos y Europa.