NUEVA XIONGAN, la ciudad que ideó Xi Jinping
China levanta una urbe a 100 kilómetros de Pekín para aliviar la congestión de la capital; el mandatario asegura que es un proyecto de “significado milenario”
Cinco agricultores jubilados van subidos en el autobús de línea. Tienen el rostro tostado de quienes han trabajado la tierra. Conocen bien la zona. Han vivido toda su vida en este rincón alejado del mundanal ruido al que, de pronto, ha llegado la modernidad.
Señalan a la derecha, donde tractores operan entre montañas de escombros: allí han empezado los trabajos de demolición de una antigua aldea; a la izquierda, donde aquella explanada yerma: esto va a ser el campus de la Universidad de Pekín; más adelante, donde la construcción blanca de aire futurista: este será el nuevo estadio deportivo, que va bastante avanzado. Y aquella carretera de allá, indican, es la autopista que va a Pekín. Estos vecinos suelen pasar el rato en el autocar mirando el paisaje.
ACCIÓN El plan exige que los servicios básicos estén a 15 minutos a pie, y que exista energías limpias. Un 70% de la ciudad está reservado a zonas verdes.
Van desde su casa —entregada por el Gobierno a cambio de la vieja expropiada— hasta la nueva estación de tren de alta velocidad, y luego vuelta. El señor Li, que pasa de los setenta, dice que ahora están viviendo “los días buenos”. Y así cada día ven crecer a su alrededor Xiongan, una ciudad creada de la nada sobre el mismo terruño que solían laborar, y que aspira a ser un prototipo de urbe “socialista moderna”. Es uno de los proyectos más ambiciosos del presidente chino, Xi Jinping.
Concebida como una ciudad satélite de Pekín, la flamante urbe recuerda estos días a uno de esos juegos en el que los niños se dedican a levantar casas sobre un tablero. Se ven cuadrículas de obras y grúas y camiones cementeros por todas partes.
El lugar elegido es una llanura surcada de ríos y humedales a unos 100 kilómetros al sur de la capital china, en la provincia de Hebei. Su desarrollo fue anunciado por todo lo alto en 2017 como una válvula de escape de la congestionada capital del gigante asiático, donde viven casi 22 millones de personas.
La intención es fomentar el traslado de empresas e instituciones y liberar así a Pekín de aquellas funciones no esenciales para el Gobierno de la nación. Xiongan lleva el sello personal de Xi. El también secretario general del Partido Comunista Chino lo ha denominado un “proyecto nacional de significado milenario”, que ha de ser capaz de “resistir la prueba de la historia”. Su planificación, ha reiterado, pretende combinar tecnología punta y respeto ecológico. “Esta es también la herencia que nuestra generación de comunistas chinos legará a las generaciones futuras”, ha asegurado Xi. Xiongan,
un acrónimo de dos condados de la zona, es también una palabra de nuevo cuño formada por dos caracteres: (Xiong: héroe, masculino, fuerza) y (An: paz, calma, estabilidad).
Será un legado con el que evaluar la era de Xi, que logró el año pasado un tercer mandato presidencial inédito entre sus predecesores inmediatos.
El Gobierno ha comparado su puesta en marcha con dos hitos: Shenzhen, la primera zona económica especial del país, creada en 1980 en una aldea de pescadores hoy transformada en una megalópolis de la tecnología; y Pudong, el distrito financiero con rascacielos futuristas de Shanghái.
Ambos proyectos fueron impulsados por Deng Xiaoping, artífice del periodo de apertura y reforma que disparó el desarrollo chino. Hay artículos que llevan las comparaciones más allá: “En 1153 d. C., la dinastía Jin estableció su capital en Yanjing, dando comienzo a más de 860 años de historia de construcción de una capital en Pekín. En 2017, la planificación y el establecimiento de la Nueva Zona de Hebei Xiongan abrirán una nueva página en el desarrollo de Pekín”, aseguraba un texto de la agencia oficial Xinhua.
Pekín ha puesto la maquinaria en funcionamiento. En casi siete años, se han comenzado a levantar más de 4.000 edificios sobre las antiguas tierras yermas y pueblos ruinosos; la zona ha recibido inversiones superiores a los 657.000 millones de yuanes (más de 85.000 millones de euros) y las empresas estatales chinas han establecido más de 200 filiales y sucursales en la zona, según cifras difundidas por los medios estatales. Entre los proyectos en construcción hay un centro de supercomputación (el “cerebro de la ciudad”) que ayudará a impulsar algunos de los sistemas digitales de Xiongan, incluidas las plataformas para gestionar el flujo de tráfico y los vehículos autónomos.
La ciudad es también, desde 2021, un campo de pruebas del yuan digital, respaldado por el Banco Central chino.