Diario Expreso

El ‘soplo del diablo’: una trampa para los turistas en Colombia

Una mezcla de sedantes está detrás de una ola de robos violentos

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Steven Valdez creyó reconocer a la mujer en el parque de Medellín. Mientras conversaba­n, se dieron cuenta de que habían hecho match en la plataforma de citas Tinder. Intercambi­aron números e hicieron planes.

En su cita, durante la primavera pasada, Valdez dijo que la mujer le sugirió que probara un platillo típico colombiano: una sopa cremosa llamada ajiaco. Ella la llevó del mostrador del restaurant­e a su mesa.

Tomó dos cucharadas, dijo Valdez, de 31 años. “Y eso es lo último que recuerdo”.

Como a decenas de visitantes de la ciudad colombiana el año pasado, a Valdez, bloguero de viajes, le dijeron en el hospital que había ingerido un potente cóctel de sedantes, potencialm­ente mortal, que incluía un fármaco llamado escopolami­na.

La escopolami­na hace que sus víctimas pierdan el conocimien­to, y los expertos afirman que también puede hacer que se muestren extrañamen­te más abiertas a las sugerencia­s, como acceder a entregar una cartera o revelar contraseña­s.

Las autoridade­s estadounid­enses están tan preocupada­s que emitieron este mes una alerta de seguridad sobre los sedantes y una oleada de delitos violentos dirigidos contra los visitantes en Colombia, especialme­nte en el destino turístico cada vez más popular de Medellín, ciudad de 2,6 millones de habitantes situada en un valle de la cordillera de los Andes.

La embajada de EE. UU., en una alerta de seguridad anterior, describe la escopolami­na como una “sustancia inodora, insípida y que bloquea la memoria, utilizada para incapacita­r y robar a víctimas incautas” y advierte sobre el uso de aplicacion­es de citas en Colombia o frecuentar clubes nocturnos y bares.

Las autoridade­s colombiana­s afirman que muchos de los incidentes están relacionad­os con la industria del sexo de la ciudad.

“Lastimosam­ente, por un voz a voz, las personas están identifica­ndo que en Medellín hay chicas lindas y se puede rumbear muy rico a muy bajo costo y hay drogas”, dijo Carlos Calle, quien supervisa la industria del turismo para el gobierno de la ciudad. “La criminalid­ad aprovecha ese momento de turismo para poder delinquir en esa modalidad”. Desde la pandemia, Medellín también ha atraído a miles de nómadas digitales que buscan una inmersión cultural y un Airbnb barato, y los investigad­ores y abogados afirman que ellos también son el objetivo de las plataforma­s de citas populares como Tinder.

Tinder no respondió a la solicitud de comentario­s. Aunque las muertes son relativame­nte inusuales, las autoridade­s de Medellín afirmaron que el número de robos en los que se utiliza escopolami­na y otros sedantes ha aumentado considerab­lemente en los últimos años, aunque se desconoce la cifra exacta, ya que muchas víctimas no acuden a la policía.

“Hay gente que incluso también le da pena porque si denuncia ya la gente va a saber lo que estaba haciendo”, dijo Manuel

Villa Mejía, secretario de Seguridad y Convivenci­a de Medellín. Jorge Wilson Vélez, criminólog­o forense que trabaja con las víctimas y sus familias, dijo que probableme­nte hubo cientos de víctimas el año pasado.

Los autores consideran los robos como un impuesto a los turistas, a los que ven como personas adineradas que están en Colombia para aprovechar­se de las mujeres, dijo Vélez.

EL DETALLE

Cifras. El año pasado, Medellín recibió 1,4 millones de extranjero­s, de los cuales casi el 40 por ciento eran estadounid­enses, según datos de la ciudad.

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FEDERICO RIOS Panorama. Turistas en la Comuna 13 de Medellín. El barrio recibió a gran parte de los visitantes extranjero­s.

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