Diario Expreso

Apadrinar, una forma de regalar esperanza a los adultos mayores

Fundacione­s y asilos tienen programas de acompañami­ento y ayuda para ancianos en abandono ❚ Jóvenes son los que más participan en la iniciativa

- JOSUÉ ANDRADE ANDRADE andradef@granasa.com.ec GUAYAQUIL

FERNANDA SALAZAR directora de Fundación Clemencia Los adultos mayores se emocionan mucho cuando los vienen a visitar. Más allá de lo económico, apadrinar es una forma de darles esperanza, alegría y sonrisas.

CLARA BÁEZ colaborado­ra de adulto mayor Me pone muy feliz ver a los adultos mayores sonreír. Ellos llenan de energía. Una de ellas me recuerda mucho a mi mamá. Es lindo poder venir a visitarlos.

ROSA MANTILLA adulta mayor Quiero agradecer a los que nos vienen a visitar. Nos alegra mucho cuando vienen y nos hacen cantar o bailar. Esperamos las visitas sean seguidas y no nos olviden.

Sus emociones afloran sin parar. Sonríe, se peina, se arregla la ropa y aplaude suavemente mientras se alista para recibir a su “nietecita”; la observa a lo lejos, ríe nuevamente y la abraza. Así reacciona Rosa Mantilla cuando ve a Clara Báez, quien la apadrina desde hace cuatro meses. No es su abuelita, pero desde hace un tiempo decidió hacerla parte de su familia.

Rosa tiene 81 años y hace dos está en el asilo Sofía Ratinoff, de la fundación Clemencia, donde es cuidada y realiza algunas actividade­s recreativa­s que comparte con otros adultos mayores que viven en el sitio.

Las enfermedad­es que sufre, propias de la edad, han hecho que pierda un poco de movilidad y en ocasiones la lucidez; sin embargo, cada vez que le avisan que la van a visitar se emociona. “Ellos son como niños. Si tú le dices que irás, ellos están pendientes y están constantem­ente preguntand­o. Cuando llegan las visitas se emocionan mucho, pero cuando no llegan, también se ponen tristes”, comenta Fernanda Salazar, directora de la fundación.

“Me vinieron a visitar y me trajeron una muñeca y unos regalitos. A mí me encantan estos juguetitos. ¡Estoy muy feliz!”, comenta Rosita con una voz dulce, pero algo entrecorta­da, mientras su rostro era acariciado por Clara. Ella confiesa que las ocurrencia­s de algunos adultos mayores le recuerdan a su madre.

“Todos los adultos mayores son muy tiernos, pero con algunos he tenido una conexión muy especial desde el inicio, esto me sensibiliz­a mucho. También me gusta compartir con Carmita, (otra adulta mayor) que tiene muchas actitudes de mi mamá, que ya falleció. Siempre que puedo le traigo un pequeño detallito”, cuenta Báez, quien comparte este tiempo con sus hijas. “A veces, añade, venimos a hacer estas actividade­s en familia. Lo disfrutamo­s mucho, ellos transmiten mucha paz y

alegría. Creo que apadrinar un adulto mayor es una manera de retribuir todo lo que estas personas han hecho por nosotros”.

En el sitio hay otras 75 personas que sobrepasan los 70 años, de los cuales apenas cinco están

apadrinada­s. “Ellos viven aquí y los padrinos pueden venir a visitarlos cuando gusten y si está en condicione­s, pueden salir con ellos a pasear con la compañía de enfermeras. Ustedes no se imaginan los felices que se ponen

los abuelitos cuando los vienen a visitar”, explica Fernanda al resaltar la importanci­a de esta iniciativa. “Apadrinar es una forma de darles esperanza, alegría y sonrisas. No tiene un valor económico obligatori­o, pero sí un valor emocional para los adultos mayores y para los que lo hacen”, sostiene.

En el Hogar Corazón de Jesús de la Junta de Beneficenc­ia de Guayaquil también cuentan con un programa de apadrinami­ento. En este sitio hay 347 residentes, de los cuales 110 están apadrinado­s, pero por los mismos colaborado­res del hogar. “En este mes iniciarán los talleres de recreación entre los padrinos y ahijados para interrelac­ionarlos aún más”, señala Beatriz Ocejo, vocera de la Junta de Beneficenc­ia, al corroborar que estas actividade­s son muy positivas para los adultos mayores.

En el sitio es muy común ver a las personas de la tercera edad recibiendo visitas. Ellos aprovechan para conversar, contar historias y anécdotas de su juventud. Quienes van a verlos los escuchan con atención, les dan palabras de ánimo y los hacen cantar y bailar.

La fundación Otoño Inolvidabl­e tiene el programa ‘Conviértet­e en nieto de un adulto mayor’, con el que pretenden que los ancianos puedan tener acompañami­ento en su vejez.

Luis Enrique Cortez, director de la fundación, considera que lo importante no siempre es la parte económica, sino lo emocional. “Más allá del dinero que se pueda aportar, es lo emocional. Muchos adultos mayores tienen pasados muy tristes y que alguien esté constantem­ente visitándol­os los llena mucho de felicidad”, manifiesta. Anima a las personas a que puedan sumarse a esta labor. “Nosotros solo tenemos uno que está apadrinado. Si bien es cierto, a diario tenemos actividade­s recreativa­s con ellos, siempre es bueno que ellos tengan un ‘nietecito’ con quien se sientan identifica­dos”, considera.

“Quiero agradecer a los que nos vienen a visitar. Nos alegra mucho cuando pasan la tarde con nosotros y nos hacen cantar o bailar. Esperamos que vengan más seguidos y no nos olviden”, pide a través de EXPRESO Rosa Mantilla, mientras se despide con una tierna sonrisa y sus manos de quien la apadrina.

EL DETALLE

Ayuda. En los asilos coinciden que más allá de lo económico, es muy importante poder compartir tiempo con los adultos mayores.

 ?? ?? 2 La alegría que desbordan al sentirse cuidados y amados 1. Visitas. Rosa Mantilla disfruta de contar anécdotas a sus visitas. Ellos aseguran sentirse muy bien cuando van a verla y le llevan muñequitas. 2. Protección. Les toman las manos, los abrazan y los cuidan. El acompañami­ento de los padrinos es importante para los ancianos. 3. Regalos. Los adultos mayores de la fundación Otoño Inolvidabl­e suelen recibir detalles por parte de sus padrinos y les realizan distintas actividade­s.
2 La alegría que desbordan al sentirse cuidados y amados 1. Visitas. Rosa Mantilla disfruta de contar anécdotas a sus visitas. Ellos aseguran sentirse muy bien cuando van a verla y le llevan muñequitas. 2. Protección. Les toman las manos, los abrazan y los cuidan. El acompañami­ento de los padrinos es importante para los ancianos. 3. Regalos. Los adultos mayores de la fundación Otoño Inolvidabl­e suelen recibir detalles por parte de sus padrinos y les realizan distintas actividade­s.
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MIGUEL CANALES / EXPRESO 1
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