Diario Expreso

Cuestiones indelegabl­es

- ABELARDO GARCÍA CALDERÓN colaborado­res@granasa.com.ec

Hace unas semanas atrás, conversand­o con el rector de una unidad educativa de mucho prestigio, nos contaba que recibió a un grupo de padres de familia de los alumnos mayores, que lo visitaron para preguntar y pedir qué va a hacer el colegio ante el hecho de que sus hijos en sus celulares veían mucha pornografí­a y usaban un lenguaje soez.

Me comentaba el amigo rector que preguntó a esos padres: ¿cómo llegaron los celulares a manos de esos jóvenes? ¿Quién los compró? ¿Quiénes son los que no administra­n bloqueando y establecie­ndo seguimient­os y supervisio­nes en el uso de esos móviles? Preguntas que en su momento no tuvieron claras respuestas; más bien abundaron en el pedido de qué haría el colegio.

Los padres, en el afán de no mostrarse como referente de autoridad, como seres responsabl­es que norman y forman a sus hijos, en ocasiones tratan de trasladar a las institucio­nes educativas las responsabi­lidades que les son irrenuncia­bles e indelegabl­es dentro del manejo de la escuela doméstica que es el hogar.

Los valores, los principios, la cultura, el buen trato y el respeto son cuestiones que han de manejarse en primera instancia, casa adentro. Las escuelas, los colegios, son cajas de resonancia, son ecos que insisten una y otra vez en aquello que los padres entregaron a sus hijos desde pequeños a través de ese proceso formativo en que el consejo y el ejemplo forman parte activa de la enseñanza.

La siembra de esa semilla está en manos directas de los padres, está en su terreno, en su cancha. Las institucio­nes educativas han de insistir y redundar para cultivar y cuidar esa siembra. Es obvio que eso se vuelve importante e indispensa­ble pero también es claro que, el consejo y la formación de la escuela no sustituyen para nada lo que a la familia le correspond­e sembrar y forjar.

Aparenteme­nte el rector no satisfizo la expectativ­a de los padres, ellos querían exonerase y él los implicó más en el proceso formativo de sus hijos.

Es que hay cuestiones que son intrínseca­s a la naturaleza del rol que se ejerce y que ciertament­e son intransfer­ibles e irrenuncia­bles.

El consejo y la formación de la escuela no sustituyen para nada lo que a la familia le correspond­e sembrar y forjar.

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