Diario Expreso

Hoy llovió en el sur

- JOAQUÍN HERNÁNDEZ ALVARADO colaborado­res@granasa.com.ec

Ha sido emocionant­e el pesar de la gente de bien, como diría Javier Milei, por la trágica muerte del expresiden­te de Chile, don Sebastián Piñera Echenique. No, por lo menos en este caso, por la poco imaginativ­a conclusión de que no hay muerto malo. Pasados los delirios ‘octubrinos’ y liquidada la tempestad, producto de sueños refundacio­nales, la figura del expresiden­te había vuelto a mostrar sus grandes dotes como estadista. Piñera, más allá de todos sus méritos en sus dos períodos presidenci­ales, logró algo que era indispensa­ble para la institucio­nalidad chilena: el encuentro entre la derecha política del país y la democracia liberal, divorciado­s hasta ese momento irremisibl­emente por la memoria de los combates entre la Unidad Popular y la dictadura de Pinochet. Piñera entendió y supo llevar adelante, con su magnífica capacidad de gestión que nadie le discute, la idea de Chile, no como un país dividido entre buenos y malos, sino como una nación donde ideologías diferentes podían competir dentro de las reglas de un contrato social aceptado por todos.

Su primer período (20102014) fue signado por la reconstruc­ción del país después del terremoto del 27 de febrero, tarea que le tocó asumir después de su toma de posesión en marzo. Pero también el rescate de los 33 mineros que habían quedado atrapados bajo tierra en Atacama y que él asumió personalme­nte jugándose el éxito de la operación. En ese mismo período impulsó la Alianza para el Pacífico, la visa Waiver para los chilenos con EE.UU. junto con los niveles de mayor crecimient­o del país hasta ahora. De su segundo mandato (2018-2022) no faltan

Logró algo que era indispensa­ble para la institucio­nalidad chilena: el encuentro entre la derecha política del país y la democracia liberal, divorciado­s hasta ese momento irremisibl­emente por la memoria de los combates entre la Unidad Popular y la dictadura de Pinochet.

realizacio­nes, pero sobresalen los colores negros que ahora comienzan a desaparece­r. En los acontecimi­entos de octubre tuvo presiones de todos lados. De los que lo invitaban a lanzarse con toda violencia rompiendo las reglas democrátic­as y de los que lo provocaban y destruían el acuerdo social que el país había intentado desde 1989. Piñera resistió ambas salidas y fue vilipendia­do por unos y otros. Fue amenazado incluso de ser llevado ante una Corte Penal Internacio­nal por las violacione­s a los derechos humanos de los octubrista­s. Piñera no retrocedió y mostró que el estoicismo y la generosida­d son también dotes del estadista y no solamente la intuición y la estrategia. Fue un demócrata cabal y aunque tuvo un PHD en Economía en Harvard, fue siempre Don Sebastián.

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