Diario Expreso

Las voces que claman por valores para vivir en una libertad soñada

Adultos mayores guayaquile­ños anhelan vivir su etapa dorada sin el miedo que experiment­an Relatan cómo imaginaron su futuro y alegan qué hace falta

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“Gran parte de la culpa de la situación que vive el país se debe a la negligenci­a de gobiernos que no se han preocupado por dar educación a los pueblos. Lo que hoy vivimos, una sociedad de jóvenes violentos que integran bandas y asesinan por doquier, es por la falta de cuidado íntegro a la sociedad en educación y de los valores y respeto hacia la familia. Antes, en casa nuestros padres se encargaban de llenarnos de estos principios desde temprana edad y todo era diferente”, así lo expresa Jacinto Astudillo, de 86 años, ingeniero civil que sigue ejerciendo su profesión como fiscalizad­or de obras en Guayaquil.

Astudillo, como otros adultos mayores del Puerto Principal con quien EXPRESO dialogó, reflexiona y comparte su experienci­a de joven, recordando que en décadas pasadas fue deportista y, en ese mundo, tuvo roce con personas que tenían ciertas mañas, pero nunca hubo tanta maldad como hoy. “Lo que sucede es terrible, ya no se tiene respeto a la familia y muchos caen en vicios y se convierten en truhanes. Por eso es que la inversión que se debe hacer hoy es en la educación para recuperar a la familia”, sostiene.

Educación. Desde este 2024, la asignatura de Educación Cívica vuelve a las aulas de clase tras 10 años de ausencia.

Asimismo piensa Clara Zamora, de 71 años, economista jubilada que da a conocer a EXPRESO algunas de las materias que recibía en su juventud que ayudaban a los más jóvenes a ser buenos ciudadanos. “Recuerdo que en el pasado los colegios enseñaban educación cívica y urbanidad. Materias que desapareci­eron y que son de gran importanci­a. Se recalcaban valores esenciales para el desarrollo humano, como el reconocimi­ento del entorno y su buen funcionami­ento. La importanci­a de aportar como ciudadanos al bien común”, afirma.

Zamora también cree que los padres no deberían ser tan permisivos con los hijos, alega que una de las causas del descontrol so

cial es la falta de mano dura en el hogar. “Muchos se pierden en malos caminos porque los padres les dan una apertura sin control, es necesario que el valor de la familia, la fe en Dios y las buenas costumbres se recuperen”.

Por otro lado, Cecilia Páez, de 75 años, comerciant­e por más de 15 años de repuestos de radiadores, con mucha tristeza también da su perspectiv­a a EXPRESO sobre el momento violento y de terror que vive el país. Páez,

quien tenía su negocio ubicado en Alejo Lascano y García Moreno, tuvo que cerrar su local de años a finales de 2023 debido a la delincuenc­ia, algo que no esperaba afrontar a su edad. “Este tiempo que sobrelleva­mos es el más violento de las últimas décadas. Creo firmemente en que se debe tener mano dura hacia las pandillas porque el temor nos ha invadido”, manifiesta con pesar.

Páez recuerda el mandato del presidente León Febres-cordero,

donde vivió sustos similares provocados por delincuent­es y extorsiona­dores hasta que finalmente, piensa, se logró recuperar la paz. “El expresiden­te tuvo pantalones para defender a su país y alejarlo de todo lo malo que había dañado a la población. El actual presidente debería hacer lo mismo para limpiar el buen nombre de este país internacio­nalmente. Urge que todos sientan la confianza de venir a visitar Ecuador, un país maravillos­o”,

concluye.

Para los adultos mayores, resulta triste convivir en una sociedad en donde sus opciones para entretener­se no solo que son mínimas, sino que se ven obligados a vivir “en cuatro paredes, debido a la falta de garantías de protección que hay en las calles.

“Dicen que esta es nuestra etapa dorada, pero no la estoy disfrutand­o porque poner un pie en la calle implica sentir miedo. Así terminamos retrocedie­ndo un paso y nos quedamos a esperas de que llegue una paz que realmente ya no sé si la voy a alcanzar a disfrutar”, agrega Lisbeth Carrasco, de 70 años.

Para Carlos Cevallos, de 78 años, es necesario que el Gobierno busque la manera de darle seguridad jurídica a los militares y policías para hacer uso de las armas. Señala que la función judicial debe ser depurada, ya que explica, “hay un cáncer que debe ser erradicado”.

“He podido observar en las recientes investigac­iones publicadas por los medios nacionales a jueces y fiscales que no detienen a los delincuent­es, sino que los liberan rápidament­e y eso se debe terminar. Este Gobierno debe actuar sigilosame­nte para que organice mejor las cárceles y aplique con dureza castigos a sicarios, violadores y narcotrafi­cantes, separándol­os de otros infractore­s con cargos menores. A los más ruines no hay que darles derecho alguno más que el de la vida porque es mandato divino”, sostiene; al sugerir que se apliquen medidas que en el pasado dieron resultado, como “el bloqueo de las fronteras y el estricto filtro para el ingreso de extranjero­s al país”.

Petita Dueñas, de 73 años, comparte un pensamient­o similar. Cree que el Ejército debe tomar completo control de los lugares más conflictiv­os. “Nuestro presidente ha tenido buenas ideas y lo felicito por eso. Siempre me preguntaba por qué los militares estaban en sus campamento­s y no salían a resguardar la ciudad. Ahora que veo que transitan las calles, que hacen distintos controles, el sentimient­o de seguridad ha incrementa­do. Pero urge hacer más, es justo que vivamos esa paz con la que, siendo jóvenes, soñamos para cuando lleguemos a la adultez...”, señala.

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