Medicina estética: ¿por qué cada vez duran menos los efectos del bótox?
La frecuencia de las inyecciones acorta el tiempo de resultados
Es una pregunta recurrente en las consultas de medicina estética, y una visita a los foros de la disciplina en Internet muestra que facultativos y pacientes llevan años planteándosela: ¿Es cierto que cada vez son más efímeros los efectos del bótox, la marca comercial que hace dos décadas acabó convertida en el nombre genérico y popular de la toxina botulínica?
La respuesta a esta cuestión va mucho más allá de las dudas que uno pueda tener frente al espejo. Primero, por las repercusiones económicas. La toxina botulínica es el tratamiento más empleado en medicina estética: el año pasado se vendieron en España 332.000 viales de este medicamento con fines estéticos por 79,3 millones de euros, según datos de la consultora especializada Iqvia.
Y segundo, porque el debate se ha convertido en científico, con decenas de artículos publicados en revistas médicas y muchas horas de interpelaciones en los congresos del ramo.
“Es cierto que los efectos de la toxina duran, en ocasiones, menos de lo esperado. Pero las causas, en general, no hay que buscarlas tanto en la propia sustancia, sino en las características del paciente o en una administración inadecuada”, opina Fernando García Monforte, médico especializado en la disciplina y coautor de un estudio publicado recientemente en la revista científica Medicina Estética con el título Toxina botulínica. ¿Por qué dura menos? Una revisión desde nuestra experiencia.
Esta sustancia es una proteína que en la naturaleza producen bacterias de la especie Clostridium botulinum.
Por su potente efecto neurotóxico, supone un riesgo en el sector alimentario, en el que puede producir graves intoxicaciones en forma de botulismo cuando estos microrganismos contaminan comestibles como las conservas.
“Provoca la parálisis de los músculos al inhibir la liberación de acetilcolina, que es el transmisor usado por las neuronas para comunicarse entre ellas. En la práctica, esto hace que las terminaciones nerviosas dejen de dar órdenes a los músculos”, explica Francisco Zaragoza, catedrático de Farmacología de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid).
El mismo efecto que la hace peligrosa -alguien intoxicado morirá ahogado al dejar de funcionar los músculos de la respiraciónda un enorme potencial a la toxina en el campo médico si se aplica localmente en dosis ínfimas. En medicina estética, es muy usada para “eliminar o atenuar arrugas faciales como las de la frente, entrecejo y alrededor de los ojos”, explica Juan Antonio López Pitalúa, presidente de la SEME.
En otras áreas de la medicina, la toxina se utiliza en varias dolencias musculares -distonía, epasticidad- y algunos casos de migraña, entre otros.
RESPUESTA Los expertos admiten que será muy difícil cerrar el debate, en parte por la gran cantidad de factores que influyen y en parte porque tiene un importante componente subjetivo del mismo.